Hace dos años que los trabajadores no marchaban en Chile un 1 de mayo, producto de la pandemia, pero el regreso a las calles ha sido muy complejo. Mientras la principal multisindical, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), desarrolló este domingo sus actividades en completa normalidad, una marcha alternativa terminó en serios disturbios en una zona céntrica de Santiago. Convocada por la Central Clasista de Trabajadoras y Trabajadores, una organización alternativa a la CUT, acabó con enfrentamientos entre encapuchados y Carabineros, saqueos a un centro comercial y otros locales, barricadas, lanzamiento de bombas molotov y una lucha callejera a gran escala. En una pelea campal que, presumiblemente, enfrentó a los que se manifestaban de forma violenta con los comerciantes informales del sector –a los que les quemaron parte de su infraestructura–, hubo una veintena de disparos a plena luz del día, que dejó tres heridos, entre ellos una periodista independiente que recibió un disparo en el rostro.
Es uno más de los hechos violentos que muestran la compleja situación que enfrenta Chile en materia de orden y seguridad pública. La semana pasada, en una zona que solía ser segura, llena de restaurantes y tiendas –el sector de Isidora Goyenechea–, un grupo asaltó una tienda de ropa con balazos en una avenida llena de gente a la hora de comer. El Gobierno de Gabriel Boric anunció este domingo que se querellará contra los responsables de los disparos. El subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, lamentó lo sucedido y aseguró que estos hechos reabren la discusión sobre un tema central para el actual Ejecutivo chileno: el control y el uso de armas.
Posteriormente, en declaraciones a la Televisión Nacional, Boric condenó lo sucedido: “No podemos permitir como Estado que bandas delictuales del crimen organizado se tomen las calles de nuestro país”. El mandatario expresó su solidaridad con la periodista independiente Francisca Sandoval, una de las personas baleadas, con su familia y “las cuatro personas heridas de gravedad en estos incidentes”. “Desde el gobierno vamos a poner todos los recursos a disposición para que la investigación que se tiene que llevar adelante para no solamente detener a los culpables, sino que para que haya justicia, se lleve a cabo, para revisar todos los protocolos de seguridad”, añadió.
La balacera se produjo en un sector complejo de Santiago, el barrio Meiggs, donde existe mucho comercio formal y ambulante. Aunque por décadas fue un lugar donde las familias compraban con seguridad a buenos precios y al por mayor, hoy en día está tomado por bandas que se disputan el alquiler de los espacios para los vendedores informales. El 10 de marzo pasado, por ejemplo, un comerciante fue asesinado. A fines de ese mes, un estudiante secundario fue agredido por ambulantes –vendedores sin permisos legales para hacerlo–, en el marco de una manifestación estudiantil.
La Fiscalía informó este domingo de dos detenidos por los disparos y otras ocho personas arrestadas por desórdenes públicos.
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