Truenos y relámpagos: qué son y diferencias

Truenos y relámpagos son dos términos que todos conocemos muy bien, aunque no siempre tenemos claro cuáles son las diferencias entre ambos. Son muchísima las personas que confunden ambos fenómenos.

En primer lugar, vamos a conocer cuál es la definición que da la Real Academia Española (RAE) de cada uno de ellos. El trueno es un «estruendo, asociado al rayo, producido en las nubes por una descarga eléctrica». Por su parte, el rayo es «cada una de las líneas, generalmente rectas, que parten del punto en que se produce una determinada forma de energía y señalan la dirección en que esta se propaga».

Diferencias entre truenos y relámpagos

Vamos a empezar por conocer de forma detallada qué es el relámpago. Se denomina como tal al resplandor que se genera en las nubes cuando se produce una descarga eléctrica. Se trata de un resplandor muy breve, que apenas dura unos pocos segundos, y, a diferencia del rayo, no toca la superficie de la Tierra.

El relámpago es una consecuencia del rayo, un resplandor que se expande hacia la atmósfera como resultado directo del primero. Son fascinantes porque el cielo se pone blanco por una milésima de segundo, y hasta los sitios más oscuros se iluminan de pronto.

Al manifestarse un rayo, y pasados unos segundos, es muy probable que se escuche un ruido fuerte. Puede ser cercano o lejano. Normalmente, los truenos se oyen a unos 25 kilómetros de distancia como máximo, y se deben a un aumento de la presión y la temperatura provocado por el rayo. Esa diferencia crea una prolongación del canal que, a su vez, causa un poderoso sonido.

Las tormentas eléctricas pueden ser de dos tipos: ordinarias o severas. Tal y como su propio nombre indica, las primeras son las más frecuentes y suelen durar alrededor de 90 minutos. En la gran mayoría de casos se acompañan de granizo y precipitaciones.

Entonces, el rayo es la electricidad en sí misma; el relámpago la luz que emite el rayo; y el trueno la manifestación auditiva del rayo.

Como la velocidad de la luz (300.000 km/s) es superior a la velocidad del sonido (340 m/s), primero vemos los rayos y relámpagos. y al cabo de un instante percibimos el ruido de los truenos. Y, como muchas veces un relámpago muy luminoso es seguido por un trueno violento, hay quienes se tapan los oídos al observar los destellos en el cielo para reducir el impacto.


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