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Trump anuncia un acuerdo parcial con China para frenar la guerra comercial



Estados Unidos y China empiezan a cerrar pactos en aspectos en los que ya hay camino avanzado, para así tratar de frenar una guerra arancelaria que dura 15 meses y que amenaza con hacer descarrilar la economía global. Se trata, de hecho, de un acuerdo preliminar que quedaría aún lejos del gran tratado comercial que buscaba Donald Trump. El presidente estadounidense escenificó el acercamiento en presencia del viceprimer ministro chino, Liu He.
Se trata de un primer paso, que evita una escalada del litigio como sucedió tras la reunión de alto nivel hace más de dos meses. Trump lo definió como “un acuerdo sustancial en la primera fase” y explicó que llevará tres semanas poner el pacto por escrito. Incluye acuerdos en materia de propiedad intelectual, servicios financieros y tipo de cambio, así como compras de productos agrícolas estadounidenses por valor de 50.000 millones de dólares.
Trump puso especial atención a la cuestión de las compras de productos agrícolas por parte de China, muy sensible electoralmente. “La pregunta es si nuestros agricultores van a estar a la altura de producir tanto”, comentó, “pido a los agricultores que compren más tierras y tractores”. Explicó que actualmente estas compras rondan los 8.000 millones anuales y que en el máximo fueron 16.000 millones, “nunca hubo un acuerdo de esta magnitud”.
La consecuencia inmediata es que no entrará en vigor el aumento de aranceles previstos para el próximo martes 15, que ya fue aplazado hace tres semanas. “La segunda fase” de la negociación, añade Trump, “comenzaría de inmediato cuando el primer pacto preliminar esté firmado”. Citó incluso una tercera fase. Trump se limitó a decir que se registraron progresos en el ámbito de las transferencias tecnológicas, uno de los puntos más espinosos.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steven Mnuchin, comentó después que “hay un entendimiento en cuestiones fundamentales”. Pero al mismo tiempo señaló “que hay mucho trabajo por hacer. También comentó que la suspensión en el alza de los aranceles se limita de momento al incremento que estaba previsto para la próxima semana y tampoco cambia en este momento la designación de China como país manipulador de la divisa.
Trump ya acudió por la mañana a las redes sociales para comentar, con un tono inusualmente optimista, que estaban pasando “cosas buenas en las conversaciones comerciales con China”. Dijo incluso que el “sentimiento” era más como en los viejos tiempos. “A todos nos gustaría ver pasar algo significativo”, afirmó, mientras los indicadores de Wall Street rebotaban cerca de un 2% en la sesión aunque se moderó en el cierre cuando circularon los detalles.
El presidente miró incluso más lejos y, en un segundo mensaje, explicó que lo bueno de que se llegara a un acuerdo con China es que no sería necesario pasar por el largo y complejo proceso de ratificación en el Congreso, como está sucediendo con el nuevo tratado de libre comercio con México y Canadá. “Cuando el acuerdo esté plenamente negociado”, ha señalado, “lo firmaré yo mismo en nombre del país. Rápido y limpio”.
Los gestos eran importantes. Horas antes de que Trump recibiera a Liu en el Despacho Oval, se anunciaba desde Pekín el calendario para empezar a eliminar en 2020 los límites de propiedades extranjeras. En los medios oficiales chinos, en paralelo, llevaba días circulando el interés por llegar a un acuerdo parcial para romper el actual bloqueo. “Es importante para EE UU, China y para el mundo entero”, valoró Trump ante los medios, “estamos muy contentos”.
EE UU activó bajo la presidencia de Donald Trump aranceles a un total de productos importados de China por un valor superior a los 360.000 millones de dólares. Se empezaron a activar en el verano de 2018 y el republicano autorizó recientemente que se ampliara a partir del 15 de diciembre a los 160.000 millones restantes, para cubrir el total de los bienes y productos que cruzan la frontera. Trump debe decidir aún qué hace con esta parte.
“Me encantan los aranceles”, insistió. La escalada de litigio, sin embargo, elevará los costes para las empresas que necesitan componentes chinos en sus procesos de producción y potencialmente también al consumidor. Pekín, además, respondió con medidas que afectan a productos estadounidenses valorados en 120.000 millones de dólares, especialmente agrícolas. La incertidumbre afecta también a la industria de la manufactura.
El relajamiento de la disputa se produce, además, a poco de iniciar la temporada de compras navideñas. China, por su parte, ha elevado en las últimas semanas las compras de carne de cerdo. La disputa amenaza también con moderar aún más la economía global y está forzando a las grandes multinacionales a replantearse la estructura de sus cadenas de suministro, relocalizando la producción en países alternativos a China.
Pekín se mostró, en todo caso, muy reticente a introducir las reformas que le reclama Washington en su política industrial. Eso llevaría al presidente Xi Jinping a rebajar sus ambiciones. EE UU acusa a China de estar robando su tecnología y secretos comerciales en un intento por convertirse en una potencia puntera en industrias avanzadas como las telecomunicaciones, la robótica y la movilidad. “Prestaremos atención”, añadió Trump.
El litigio por Huawei se abordará por separado. Trump concluyó diciendo que “llevó tiempo llegar hasta aquí” y calificó a los negociadores chinos de “duros y listos”. “Todo el mundo en mi equipo los respeta”, afirmó. Liu, por su parte, entregó al presidente estadounidense una carta de Xi Jinping, su homólogo chino. “Hemos conseguido progresos sustanciales en múltiples aspectos”, valoró, “continuaremos avanzando”.


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