Trump pide a sus seguidores donaciones a su campaña para apoyarle tras la imputación

Trump pide a sus seguidores donaciones a su campaña para apoyarle tras la imputación

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“Soy un hombre inocente, no he hecho nada malo”, dice Donald Trump en el vídeo de cuatro minutos de duración colgado este jueves en su red social, Truth Social, después de conocerse que ha sido imputado por el caso de los documentos clasificados hallados en su mansión de Mar-a-Lago (Florida). “Y lucharemos contra esto como hemos estado luchando durante siete años”. En esa cita se encierra la estrategia del candidato mejor situado en la carrera de las primarias republicanas, con el 49% de apoyos, muy por delante de su principal competidor, Ron DeSantis. La victimización de lo que considera una caza de brujas política, desatada por los demócratas, permitió a Trump cosechar adhesiones masivas en abril, cuando fue imputado por primera vez por la Fiscalía de Manhattan. Apoyos de intención de voto, pero también económicos para su campaña, tras anunciar el fiscal Alvin Bragg la acusación por el caso Stormy Daniels (el pago de dinero negro a la actriz porno para acallar una relación extramatrimonial). Como sostiene en el vídeo de este jueves, el corolario de la inocencia, esa victimización de la que ha hecho bandera, es la promesa de combatir un estado de cosas resultante de una persecución política. Un banderín de enganche emocional de votantes.

El magnate se mueve entre la victimización y la capitalización de la ofensiva judicial en su contra, pero siempre en la banda del cortoplacismo. Para los analistas resulta una incógnita determinar si el impulso puntual que han supuesto hasta ahora sus reveses judiciales se mantendrá a lo largo de la carrera hacia la Casa Blanca, y no son pocos quienes creen que el victimismo del momento (es decir, la reacción inmediata, emocional) se desinflará a medida que avancen las muy concurridas primarias republicanas. La mayoría de los observadores también considera que cuantos más candidatos, es decir, más ruido, mejor para Trump, poseedor de la marca más diferenciada.

Este jueves el guion se ha repetido sin variaciones, acompañado del ruido de la caja registradora de su campaña. Si a finales de marzo recaudó más de cuatro millones de dólares [unos 3,7 millones de euros] en las primeras 24 horas tras la decisión del gran jurado de Nueva York de imputarlo por 34 delitos por el caso Stormy Daniels, y tres millones más en los siguientes días, este jueves Trump se ha dirigido directamente a potenciales donantes, tradicionales o nuevos.

“Estamos viendo a nuestra República MORIR ante nuestros propios ojos. El abogado especial nombrado por Biden [el fiscal especial Jack Smith] me ha IMPUTADO en otra caza de brujas en relación con documentos que tenía DERECHO a desclasificar como presidente de Estados Unidos”, ha escrito Trump, incluidas mayúsculas, en un mensaje de correo electrónico en el que pide dinero a sus seguidores. “Por favor, haz una contribución para apoyarme y demostrar que TÚ NUNCA entregarás nuestro país a la izquierda radical”, concluye la nota, sugiriendo contribuciones de entre 24 y 250 dólares. En abril, de los cuatro millones iniciales recaudados, el 25% procedía de nuevos donantes.

A Trump se le da de maravilla hacer de la necesidad (o la acusación) virtud. Cualquier otro político con tantos frentes abiertos habría sucumbido, o tirado la toalla, en la primera vuelta del camino. Pero el expresidente se crece en situaciones adversas. Ni siquiera le ha hecho mella aparentemente la condena por abuso sexual y difamación por la que en mayo fue condenado a pagar cinco millones de dólares a su víctima, la escritora E Jane Carroll.

Trump ha salido incólume de los casos Stormy Daniels y Carroll, pero ¿y de los papeles de Mar-a-Lago, la primera imputación federal a un mandatario? Si los asuntos de alcoba como los que subyacen a los dos procesos citados ni siquiera han mermado su popularidad entre la base republicana más puritana, cabe preguntarse si lo hará una causa como la de los papeles, en la que tiene enfrente nada menos que al Departamento de Justicia y a Smith, el fiscal especial nombrado por el presidente Biden para supervisar todas las causas abiertas en su contra. Enemigos con nombre y apellidos, todos ellos demócratas.

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