El beasaindarra entró en el tramo final para sustituir a Silva
Dentro del lógico cabreo y disgusto global en la expedición realista, habrá uno al que probablemente le salga una pequeña sonrisa.
Se trata de Beñat Turrientes, que pudo volver a disfrutar del fútbol en la Real y en un escenario como el Olímpico de Roma, en los octavos europeos.
No jugaba un minuto de fútbol competitivo el centrocampista beasaindarra desde el 13 de noviembre en Toledo, cuando fue titular ante el Cazalegas. En Roma sustituyó a David Silva para el tramo final de encuentro, donde se atrevió a probar el disparo lejano, sin éxito.
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