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U2: explosión y declive de la banda más grande del mundo

Everything you know is wrong (”todo lo que sabes es mentira”). Uno de los eslóganes más populares de la grandiosa gira ZOO TV (1992,1993) aparecía por primera vez en octubre de 1991 en el provocador videoclip de The Fly. Aquella canción, oscura, rítmica, rugosa y plagada de ironía inteligente, rompía radicalmente con el sonido y la imagen que había cultivado U2 durante la década anterior. Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. se habían erigido en la banda de rock más importante del mundo, un estatus que habían alcanzado en 1987 gracias a su quinto álbum, The Joshua Tree. Aquellos cuatro jóvenes dublineses llenaban cada noche los estadios más grandes del planeta, despertaban un fervor religioso entre las masas y, un peldaño por encima de Bruce Springsteen, encarnaban el bastión que había devuelto la autenticidad al gran rock en cinemascope y le había dado un plus de compromiso humanitario en una década tan truculenta como la de los ochenta. Pero ellos, abrumados y plagados de inseguridades, no lo estaban disfrutando nada. Su siguiente proyecto, la película documental y doble álbum Rattle And Hum, se volvió en su contra. Lo que querían vender como un homenaje a su descubrimiento de las raíces norteamericanas del rock era de todo menos humilde. La crítica empezaba a darles la espalda y a utilizar recurrentemente términos como “megalómano” y “mesiánico” para referirse al cuarteto.

U2 entró en crisis en los años noventa. Literalmente, lo hizo actuando en la sala Point Depot de su ciudad natal en un concierto de fin de año y década que fue retransmitido globalmente por radio y televisión (en España se pudo escuchar en directo en Los 40 Principales) con el que, más que simbólicamente, se despedían de aquella banda con sombreros de cowboy de Rattle And Hum y daban la bienvenida a la nueva Europa que surgía tras la caída del Muro.

Así, despistados y relativamente hartos de sí mismos, llegaron a los estudios Hansa (Berlín), lugar de resonancias míticas donde habían grabado David Bowie e Iggy Pop. Perseguían el mito de la reinvención desde una situación límite: o se renovaban o se desintegraban.

Las sesiones fueron traumáticas hasta que surgió One, la canción que, además de simbolizar la unión reforzada de aquellos cuatro tíos desde la Alemania reunificada, congraciaba su pasado y su futuro. Achtung Baby introducía en su sonido la electrónica y el ritmo, un rollo sexual y oscuro, las mejores letras de Bono y cambiaba el paradigma hasta el punto de marcar el camino de lo que las bandas de éxito deberían hacer para seguir siendo influyentes. En un momento de conflicto, con la vulnerabilidad a flor de piel, U2 se alzó con el mayor triunfo de su carrera. Tanto, que hasta sus mayores detractores acabaron admitiendo que ahí había algo interesante.

Bono, el cantante de U2, durante la emblemática gira ‘ZOO TV’ en los noventa.Gert Van Kesten (cordon press)

Todo llegó aún más lejos en su directo. La gira ZOO TV fue un gran juego posmoderno que les permitió reírse un poco de sí mismos, añadir un efectismo teatral a su espectáculo y anticiparse a la nueva sociedad de la información, con internet aún en pañales, apabullando con mensajes multipantalla a toda velocidad, inventando duetos en videoconferencia con Lou Reed o llamando en directo a la Casa Blanca. Entre su elenco de teloneros, escogieron a Pixies, Public Enemy, The Velvet Underground, Ramones, The Sugarcubes y Björk, PJ Harvey o Pearl Jam, prueba de que se querían arrogar también el papel de apóstoles de lo alternativo. En plena gira, hicieron algo aún más insólito: grabaron y publicaron un disco más radical y arriesgado, del que solo fueron capaces de tocar en directo unos pocos temas muy pocas veces. Zooropa, cara B oficiosa de Achtung Baby, merece ser rescatado por hallazgos como, por ejemplo, The Wanderer, una parábola electrónica posapocalíptica cantada por Johnny Cash. U2, pues, había pasado a ser abanderado del riesgo creativo como símbolo de triunfo global ―algo que, tal vez, solo hubiesen conseguido anteriormente con tal intensidad The Beatles―, pero ya entonces había quien señalaba que el emperador estaba desnudo.

En el penúltimo capítulo de El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, memorias de los últimos días de Charles Bukowski, el escritor, sin dar nombres ―aunque es fácil de comprobar―, escribe sobre la noche en que Bono le invitó a su concierto en el estadio de los Dodgers. “Aquello vibraba, pero las vibraciones duraban poco. Supongo que las letras no estaban mal, si conseguías entenderlas. Probablemente hablaran de Causas, Decencias, Amor encontrado y perdido, etc. La gente necesita eso: estar contra el establishment, contra los padres, contra algo. Pero un grupo de éxito, y millonario, como ese, y al margen de lo que dijera, ERA EL ESTABLISHMENT. Luego, después de un rato, el cantante gritó: ‘¡Este concierto está dedicado a Linda y Charles Bukowski!’. Y 25.000 personas vitorearon como si supieran quiénes éramos. Es para reírse”.

U2 no volvió a tener aquella relevancia como banda en la vanguardia de su tiempo, que marcaba la agenda. La inspiración no volvió a aflorar, y las malas decisiones comenzaron a acumularse hasta convertirlo en un grupo que despierta tanto recelo como admiración. Esta es una cronología de su declive en unos cuantos hitos desafortunados.

1995

Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me, grabado para la banda sonora de Batman Forever, es su primer sencillo insulso desde Two Hearts Beat As One (1983). Publican un álbum semiexperimental bajo el nombre de Passengers, con Brian Eno como quinto miembro, y rápidamente olvidado. “Hay una fina línea entre la música interesante y la autocomplacencia. La cruzamos en ese disco”, diría años después Larry Mullen en el libro U2 por U2.

1997

Su ambiciosa nueva gira ya está cerrada, pero su álbum Pop no va a llegar a tiempo. Parece que no saben lo que quieren: retrasan su salida varias veces, algunas canciones intentan ir en una dirección más electrónica y kitsch, y en otras acaban reculando hacia un pop-rock meloso de línea clara. Encima, Bono está perdiendo su voz. La gira Popmart se les va de las manos. Montaje mastodóntico para grandes estadios que intenta ironizar sobre la sociedad de consumo sin ser conscientes de que, en realidad, la glorifica. Introducen un limón mecánico gigante que no funciona del todo bien: la banda se queda atrapada dentro en más de una ocasión. Por primera vez en años, algunos conciertos no se llenan. En Barcelona reciben silbidos cuando sorprenden con un número de karaoke con Macarena de Los del Río.

El cantante de U2, Bono, interviene en el debate de la Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York, en 2008.EFE

1999

Bono se reúne con Juan Pablo II en su gira de visitas a líderes mundiales como embajador de Jubilee 2000, proyecto destinado a acabar con la deuda exterior de los países del tercer mundo. Le pone sus gafas de sol y posteriormente declara que “es el pontífice más funky que haya existido”.

2000

Bono firma su primer y último guion cinematográfico: Million Dollar Hotel, dirigido por su amigo Wim Wenders. Cosecha las críticas más demoledoras jamás obtenidas por el director alemán y hasta el protagonista, Mel Gibson, se atreve a afirmar en una entrevista que es “tan aburrida como el culo de un perro”. Hasta ellos parecían estar de acuerdo: “Hay cosas que no puedes dejar atrás. Es como el profesor universitario que no sabe bailar. En el fondo, no éramos tan superficiales como pretendíamos”, declararía Bono en U2 por U2. Su álbum All That You Can’t Leave Behind es saludado por los fans como un regreso a las antiguas esencias, pero con un carácter más comercial y complaciente. Entran en la dinámica “volvemos a ser menos de lo mismo” que también terminarían asumiendo otros grupos de su generación, como R.E.M. o Depeche Mode. Acuden en Madrid a la ceremonia de los Premios Amigo e interpretan su nuevo single, Beautiful Day, en semiplayback. Son las grandes estrellas de la gala junto a Backstreet Boys, Christina Aguilera y Estopa, que minutos después actuarán en el Círculo de Bellas Artes en una fiesta privada de BMG-Ariola. Este cronista avista allí a la banda metiéndose a toda velocidad en el camerino acompañada de un séquito en el que figura Marta Botia, de Ella Baila Sola.

2002

Su actuación en la final de la Superbowl se convierte en un homenaje a las víctimas del 11-S y a Estados Unidos. Bono inicia su interpretación de Where The Streets Have no Name gritando “¡América!” y la concluye mostrando las barras y estrellas que lleva en el reverso de su cazadora, tocando techo como manipulador de emociones. Atrás quedaron los tiempos en los que el cantante enarbolaba una bandera blanca y decía que en todas las demás solo veía el color de la sangre.

2004

How To Dismantle An Atomic Bomb ahonda aún más en la línea de rock épico-sentimental que pretende agradar a todos los públicos. Firman un acuerdo con Apple y sacan a la venta un exclusivo modelo de iPod acompañado de una campaña en la que Bono sale cantando Vertigo por doquier en todas las pantallas posibles. En el documental From The Sky Down (2011), el vocalista declararía que ellos habían empezado en el punk, con 16 años habían ido a ver a The Clash en Dublín, y llegó un momento en el que se dieron cuenta de que se habían convertido en el enemigo. Eso fue contra lo que quisieron luchar en Achtung Baby. Ahora, sí, ellos eran claramente el enemigo.

2006

La empresa U2 se traslada a Holanda para pagar menos impuestos, y el escándalo llega al Parlamento irlandés. Los miembros del grupo intentan justificarlo con argumentos tan poco convincentes como que el suyo es un negocio global o que todas las compañías intentan minimizar su carga fiscal.

2008

Firman un contrato de 12 años con la promotora multinacional Live Nation, que pasa a tener el control de gran parte del producto, de la gestión de venta de entradas y de su merchandising. En la letra pequeña, algo que no se sabrá hasta 2013: su mánager, Paul McGuinness, el hombre que los descubrió en 1978 y se podría considerar el quinto U2, se va a retirar como parte del acuerdo.

2009

Publican No Line On The Horizon, inicio de su trilogía de álbumes más tristes, que continuará con Songs Of Innocence en 2014 y Songs Of Experience en 2017. A pesar de la fanfarria promocional que acompaña a sus lanzamientos, de ninguno salió un gran éxito.

2009-2011

El 360 Tour bate récords, tanto de recaudación global como de envergadura en un escenario, aunque los datos numéricos no implican salud artística. El proyecto más megalómano de su carrera es todo parafernalia, pero muy poco contenido: los fans acuden, básicamente, a escuchar sus viejos éxitos en versiones devaluadas por todos los años transcurridos.

The Edge, guitarrista de U2, actúa junto a Matt Bellamy, de Muse, en el Festival de Glastonbury en 2010.Danny North

2011

U2 actúa en Glastonbury. Es su primera vez en un festival desde 1985, y su debut en el evento británico. En condiciones normales, debería ser un concierto triunfal de grandes éxitos, pero la proliferación de pancartas pidiéndoles que paguen sus impuestos lo ensombrece y su actuación carece de convencimiento, hasta el punto de transmitir más pena que gloria.

2014

Para no quedarse atrás respecto a otras megaestrellas que están publicando sus discos por sorpresa o colgándolos directamente en la Red (Radiohead, Bowie, Beyoncé), ellos deciden regalar su álbum Songs Of Innocence en iTunes… sin pedir permiso previo a los usuarios. Se instala automáticamente en sus bibliotecas y la mayoría, en lugar de celebrarlo, protesta airadamente porque, además de no dar su consentimiento, quieren eliminar ese correo basura pero no se puede. Ante el aluvión de protestas, Apple se ve obligada a desarrollar una herramienta para borrarlo. El primer álbum spam de la historia se sigue poniendo hoy día como ejemplo de estrategia de mercadotecnia completamente equivocada.

2017

Se anuncia su intervención en el tema XXX del álbum Damn, de Kendrick Lamar. Los fans del rapero protestan por ello, al tiempo que aplauden la colaboración de Rihanna en otra de sus canciones. También tiene lugar la primera gira nostálgica de su carrera, celebrando el 30º aniversario de The Joshua Tree. Parte de sus seguidores lo celebran, porque la banda decide interpretar aquel álbum al completo, y redescubre aquello que mejor sabía hacer, pero también hay quien se termina aburriendo por la secuenciación anticlimática del espectáculo. Peor todavía: en su siguiente gira decide hacer lo contrario y no toca ni un solo tema de ese álbum.

U2 en su casa de alquiler en Londres en 1979.Foto: Getty

2021

Su última novedad discográfica es We Are The People, tema oficial de la Eurocopa de fútbol interpretada por Bono y The Edge junto al DJ y productor de EDM Martin Garrix. The Edge se plagia a sí mismo y la canción es tan cursi que sobrepasa lo paródico. Si a comienzos del milenio se saludaba a Coldplay como el aspirante a tomar el trono de U2, aquí se reconfirma la teoría de que U2 se han convertido en un sucedáneo de sí mismo.

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