EL PAÍS

Ucrania rechaza la “tregua trampa” de Navidad propuesta por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa

Apoya la guerra sobre Ucrania, pero desea una tregua de día y medio para celebrar la Navidad ortodoxa pese a que sus comunidades consumaron su cisma hace años. El patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, ha hecho un llamamiento a un alto el fuego en Ucrania entre el 6 y el 7 de enero “para que los ortodoxos puedan asistir a los servicios de Nochebuena y del Día de la Natividad de Cristo”. El religioso, que ha justificado en varias ocasiones la invasión, se ha dirigido indistintamente a Moscú y a Kiev, aunque esta ha rechazado la oferta al considerar que se trata de una “trampa cínica” y un “elemento de propaganda”, según Mijailo Podoliak, consejero de la presidencia ucrania. Menos ambiguo se ha mostrado el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha pedido por teléfono a Vladímir Putin un “cese unilateral del fuego” para volver a la mesa de negociación.

Kiril, sancionado por Occidente por su apoyo al Kremlin, se ha dirigido “a todas las partes involucradas en el conflicto interno” al pedir su tregua temporal, defendiendo así el relato del Kremlin de que su enfrentamiento con Ucrania es una guerra civil y no la invasión de otro país soberano. El patriarca solicitó que este alto el fuego tenga lugar entre el mediodía del viernes y la medianoche del sábado.

La Iglesia ortodoxa rusa ha apoyado sin ambages al Kremlin en su cruzada sobre Ucrania. Al inicio de la guerra, su patriarca envió una carta al secretario general del Consejo Mundial de Iglesias, el religioso John Sauka, en la que acusó a la OTAN de provocar la guerra y enemistar “a pueblos hermanos”. En abril, en un acto en la Catedral de las Fuerzas Armadas de Rusia junto a Vladímir Putin, dijo que fue Rusia quien venció al fascismo en el pasado y que Dios les ayudaría a partir de ahora. Más tarde, en septiembre, Kiril dio otro sermón en el que aseguró que los soldados rusos “se sacrifican en el cumplimiento de su deber militar y limpian todos sus pecados”. Además, dijo rezar por que “acabe lo antes posible esta batalla” y para que mueran el menor número de hermanos en una guerra “fratricida”.

Kiev ha rechazado la propuesta de alto el fuego porque considera que es una estratagema de Moscú. “La Iglesia Ortodoxa Rusa no es una autoridad para la ortodoxia y actúa solo como un propagandista de la guerra. Pidió el genocidio de los ucranios, alentó las masacres e insiste en una militarización aún mayor de Rusia. Su mensaje de una tregua de Navidad es una trampa cínica y propaganda”, ha tuiteado Mijailo Podoliak, asesor del presidente ucranio.

La iglesia ortodoxa vivió en 2018 su mayor cisma en el último milenio. El Sínodo de Moscú rompió su relación con el Patriarcado de Constantinopla después de que este revocara la excomunión del patriarca ucranio Filaret y concediera la independencia a la Iglesia de Kiev. Moscú veía así perder una de sus mayores herramientas para influir en Ucrania, una trama cuyo último capítulo se escribió en diciembre.

Hace un mes, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, pidió prohibir toda la actividad de la Iglesia ortodoxa en su país con lazos con Moscú. Las fuerzas de seguridad ucranias hicieron varias redadas a finales de noviembre en varios santuarios fieles al patriarca ruso ante las sospechas de colaborar con el enemigo, incluido un lugar tan especial para el mundo ortodoxo como el Monasterio de las Cuevas de Kiev. Su superior, Pavel Lebed, replicó al mandatario ucranio que no vetase a su comunidad y le acusó de “querer quitarle la fe al la gente”.

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Por su parte, el presidente turco mantuvo este jueves una conversación telefónica con Vladímir Putin en la que urgió al líder ruso a declarar “un alto el fuego unilateral” en Ucrania como apoyo a su llamamiento a la negociación. No es el primer llamamiento de este tipo que hace el mandatario turco a su homólogo ruso, con el que mantiene una estrecha relación con constantes encuentros presenciales y conversaciones telefónicas. Hasta ahora, las peticiones de alto el fuego de Erdogan no han logrado convencer a Putin, aunque sí ha sido capaz de arrancarle concesiones en otras negociaciones como las relativas al corredor del cereal a través del mar Negro y al intercambio de prisioneros.

Turquía se ha convertido en una de las principales vías para burlar las sanciones occidentales impuestas a Moscú, tanto ejerciendo de puerta de entrada de productos a Rusia como de salida de productos rusos al exterior a través de mecanismos de reexportación que camuflan su origen o destino, ya que Ankara se ha negado a secundar las medidas de sus socios pese a ser miembro de la OTAN.

Al mismo tiempo, Erdogan es muy dependiente de las decisiones que tome el Kremlin: en un año en que se juega su continuidad en el poder, las rebajas en el precio del gas que le vende Rusia, la transferencia de divisas desde Moscú y la mediación rusa entre el Gobierno turco y el régimen de Bachar el Asad en Siria resultarán cruciales para el esfuerzo electoral del presidente turco, por lo que tampoco tiene fuerza para imponerle condiciones a Putin.

De hecho, en la conversación telefónica de este jueves, también se trató la oferta que ha hecho Putin a Erdogan de convertir Turquía en un centro de distribución del gas ruso, además de las exigencias turcas de actuar contra las milicias kurdas en el norte de Siria, según un comunicado de la oficina del presidente turco.

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