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Ucrania y la OTAN advierten de un recrudecimiento de la ofensiva rusa en el Este

El centro de Odesa, lleno de erizos antitanque, el martes.

Ucrania se prepara para un recrudecimiento del conflicto en el frente oriental. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania advirtió este martes de que el movimiento de tropas rusas detectado augura una nueva ofensiva del invasor para dominar las provincias del este del país. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confirmó que el reagrupamiento militar ruso anticipa un intento de conquistar la región separatista de Donbás “en las próximas semanas” para avanzar hacia el mar Negro.

El Estado Mayor ucranio identificó un incremento de la actividad de la artillería rusa en el Este y en el Sur, donde 10 personas fallecieron en la ciudad de Mikolaiv en un ataque con bombas de racimo, según denunció el alcalde, Oleksandr Senkevich. Michelle Bachelet, alta comisionada de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, denunció en marzo que su oficina había recibido evidencias del uso de este tipo de armamento contra población civil en Ucrania.

El Estado Mayor ucranio informó de que en el escenario oriental las fuerzas invasoras habían tomado el control de la localidad de Brazhkivka y que habían fracasado en el intento de ocupar otros dos municipios. El más importante es Sloviansk, una ciudad de 110.000 habitantes en la provincia de Donetsk que para Rusia sería clave si quiere tener un eje de ataque entre Donbás y la ciudad de Járkov. El martilleo de la artillería es constante sobre Járkov, más al norte, aunque la cúpula militar de Ucrania subraya que la prioridad rusa es ocupar “por completo” las provincias de Donbás: Donetsk y Lugansk.

El movimiento de infantería y suministros hacia la frontera Este entre Rusia y Ucrania se ha ido confirmando desde que el Ministerio de Defensa ruso anunciara el pasado 25 de marzo que detenía el asalto a Kiev para concentrar sus esfuerzos en Donbás. Ahora, según reveló el Estado Mayor ucranio, se añade un traslado masivo de la fuerza aérea rusa que operaba desde Bielorrusia a territorio ruso fronterizo con el este de Ucrania. Para la OTAN, el objetivo del presidente ruso, Vladímir Putin, es claro: conectar por tierra Donbás con Crimea, la península ucrania del mar Negro anexionada en 2014 por Rusia a través de un referéndum no reconocido por la comunidad internacional.

Las ejecuciones sumarias en la periferia de Kiev han sacudido conciencias en todo el mundo y han sulfurado el ánimo de los ucranios, sobre todo el de los que sienten cerca el aliento de las tropas rusas. Ukrinform, la agencia nacional de noticias ucrania, informó de que el Ejército ruso había suspendido la conexión de internet de Berdiansk, municipio ocupado en la costa del mar Negro, lo que provocó el temor a un intento de evitar que trasciendan nuevos posibles crímenes de guerra. Ukrinform también detalló los esfuerzos diplomáticos del Gobierno turco de evacuar desde Berdiansk a civiles y heridos de la vecina Mariupol, la ciudad más devastada por la agresión rusa.

Silencio y calles vacías en Odesa

La efervescencia en las calles de Lviv —la principal ciudad del oeste de Ucrania, la zona más segura del país y refugio de 300.000 desplazados— o el lento resurgir de municipios bombardeados cercanos a Kiev como Yitómir contrasta con el vacío en las calles y el peso del silencio en Odesa. La vida en la principal ciudad portuaria del mar Negro se recupera lentamente, pero el temor a la ofensiva enemiga es fuerte.

Mijaíl Gorbatov es un abogado de Odesa que no pudo acompañar a Polonia a su mujer e hijas. Los hombres de menos de 60 años no pueden salir del país por imperativo legal, por la posibilidad de que sean movilizados. “Hace pocas semanas había muy pocos restaurantes abiertos en el centro, ahora quizá hay 30 en funcionamiento”, dice mientras apura un café en uno de ellos. “La gente tiene más confianza, saben que una invasión marítima es inviable porque sería un suicidio para ellos; el miedo lo tenemos sobre todo por lo que pueda suceder en Mikolaiv”.

El centro de Odesa, lleno de erizos antitanque, el martes.Albert Garcia (EL PAÍS)

Mikolaiv, ciudad cercana a Odesa, sufre periódicamente los bombardeos del invasor. Desde allí podría producirse la contraofensiva ucrania para recuperar el control de Jersón, una de las pocas ciudades de relevancia estratégica tomada por Rusia en la guerra. Jersón está a 50 kilómetros de Mikolaiv, que es a su vez la puerta a Odesa desde la desembocadura del río Dniéper.

Los ministros de Exteriores de la OTAN celebrarán este miércoles y jueves una cumbre para analizar la situación bélica en Ucrania y afrontar también el poderío de China en el sudeste asiático. Stoltenberg puso el foco en la idea de que la guerra de Putin “se encuentra en una fase crucial” y resaltó que es necesario incrementar el apoyo armamentístico al Gobierno del presidente ucranio, Volodímir Zelenski.

Expertos militares a uno y otro lado del Atlántico coinciden en que controlar la región de Donbás es la salida más factible para el Kremlin ante la feroz resistencia ucrania. Michel Goya, historiador militar y coronel francés retirado, es uno de los expertos más activos y reconocidos en el análisis de la guerra. En su boletín del martes, publicado en su página de internet, afirmaba que la batalla sobre Sloviansk será especialmente dura y que el futuro de la guerra depende de si el invasor consigue tomar Donbás. La apuesta de Goya es que Putin quiere llegar con este botín al 9 de mayo, día en el que Rusia conmemora la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania de Hitler en 1945. Para la propaganda del Kremlin, el ataque a Ucrania es una operación contra un supuesto Gobierno nazi que quiere aniquilar a la población de raíz rusa en el Este de Ucrania.

Los ucranios se hacen a la idea de que la guerra no terminará en el corto plazo. Así lo exponía una encuesta publicada el martes por el diario Pravda. El sondeo señala que un 70% de los ucranios creen que la guerra se prolongará durante meses. La principal conclusión de la encuesta es la evolución del ánimo de la ciudadanía: si el 1 de marzo un 55% confiaba en la victoria sobre Rusia, ahora el porcentaje se dispararía al 95%. El estudio no precisaba qué entendían los encuestados como victoria.

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