Los alemanes han visto este martes otra imagen icónica de la marcha de Angela Merkel, la canciller que ha gobernado el país los últimos 16 años. Por primera vez desde el 20 de diciembre de 1990, cuando llegó al Bundestag, la cámara baja del Parlamento alemán, no ha sido grabada sentada en la bancada de su partido en el hemiciclo. Desde hoy mismo, Merkel ya no es diputada y por lo tanto ha seguido la sesión constituyente de la vigésima legislatura desde la tribuna oficial.
El Bundestag se pone en marcha exactamente 30 días después de las elecciones, apurando el plazo que permite la constitución alemana. Lo hace con varias novedades: es el más grande de la historia, el más joven y el más diverso. El porcentaje de mujeres ha aumentado respecto a la anterior legislatura, pero no es de récord ni se acerca siquiera a la paridad: hay un 35% de parlamentarias en un hemiciclo que sigue estando dominado por hombres blancos de mediana edad con oficios relacionados con la economía o el derecho.
Wolfgang Schäuble, el presidente del Bundestag, de 79 años, inauguró la sesión con un discurso en el que instó a los partidos políticos a reformar la ley electoral para evitar que el Parlamento siga creciendo de forma desmesurada. Schäuble, un histórico de la política alemana con casi medio siglo de carrera -miembro del Bundestag desde 1972-, recordó que en realidad la cámara debería tener 598 asientos, lejos de los 736 que ha alcanzado esta legislatura debido a la complicada ley electoral alemana que asegura la proporcionalidad aumentando el número de escaños. El parlamento es cada vez más caro y menos eficiente. La reforma, dijo, “obviamente no admite demoras”.
Hasta 2017, el parlamentario de mayor edad era quien abría la sesión constituyente del Parlamento alemán, pero la cámara votó cambiar las reglas para evitar que un político de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), Alexander Gauland, de 80 años, inaugurara la legislatura. Ahora lo hace el que lleve más años en el Bundestag, que es el democristiano Schäuble. El hemiciclo puesto en pie le aplaudió tras su discurso, en él recordó que “el Bundestag no será nunca un reflejo exacto de la población” y pidió distinguir entre “representación y representatividad”. Cada diputado debe representar a todo el pueblo, dijo, y no solo a un grupo de personas.
Schäuble hizó hincapié en que casi uno de cada cuatro diputados, 279, se sientan en el hemiciclo por primera vez. Además de tener que hacer reformas para acomodar a tantos parlamentarios, el nuevo Bundestag ya tiene una primera polémica de la que ocuparse: el lugar que ocupan los grupos y su vecindad con AfD. Hasta ahora los liberales del FDP se habían sentado a la izquierda de la ultraderecha, pero ya no quieren estar ahí y piden cambiar el sitio con el grupo de la Unión, como se conoce a la alianza de los democristianos de la CDU y su partido hermano bávaro CSU. Estarían así en el centro, y formarían un bloque con los otros socios de la coalición (SPD, Verdes, FDP) que está negociando hacer canciller al socialdemócrata Olaf Scholz a principios de diciembre.
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A última hora de la mañana fue elegida la nueva presidenta del Bundestag, la diputada socialdemócrata Bärbel Bas. Las mujeres del SPD habían presionado para que al menos uno de los puestos más relevantes de la república federal lo ocupara una mujer. Bas tiene 53 años, procede de la región industrial de Ruhr y es diputada desde 2009.
Con la constitución del Bundestag finaliza oficialmente el mandato de Merkel y sus ministros. A la ya canciller en funciones la acompañaron en la tribuna dos ministros que ya no forman parte del parlamento: la de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer, y el de Economía, Peter Altmaier, dos figuras clave de la familia conservadora que a principios de octubre anunciaron que renunciaban a su escaño para hacer hueco a una renovación generacional. También se sentó allí el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, que en la tarde del martes en un acto protocolario entregará a la canciller y a los ministros sus credenciales de baja y les pedirá formalmente que permanezcan en el cargo hasta que se forme un nuevo Gobierno.
Con los resultados preliminares de las elecciones del 26 de septiembre, parecía que iban a ser 735 los diputados del Bundestag, pero finalmente se tuvo que añadir un escaño más. El grupo más numeroso es el SPD, con 206. Le sigue la CDU-CSU con 197; los verdes, con 118; los liberales del FDP, con 92; la ultraderecha de AfD, con 82, y Die Linke (La Izquierda), con 39. Hay también dos diputados no adscritos a ningún grupo: un representante de la Asociación de votantes de Schleswig meridional elegido por mandato directo y otro de la lista estatal de AfD, Matthias Helferich, al que su partido se ha planteado expulsar por unos comentarios en los que se atribuía ser “la cara amiga del NS”, abreviatura de nacionalsocialismo.
Los diputados tienen una media de edad de 47,5 años, la más baja hasta la fecha. La diputada más joven es Emilia Fester, de 23 años, de los Verdes. La proporción de mujeres ha subido ligeramente desde el 31% de la última legislatura de Merkel al 35% de la actual. En 2013 las mujeres suponían el 36,5% del total de parlamentarios. Los Verdes tienen el mayor porcentaje con el 58% de mujeres en su grupo parlamentario. Es también el partido que por primera vez ha colocado en sus listas a dos mujeres transgénero. Les sigue Die Linke con el 54% y el SPD con el 42%. En el otro extremo está AfD, que solo tiene un 13% de parlamentarias. Los liberales tienen un 24%; los democristianos, un 23%.
La diversidad en los orígenes de los diputados también aumenta esta legislatura. Al menos el 11% de los parlamentarios tienen antecedentes migratorios. En Die Linke esa proporción aumenta hasta el 28%. En cambio, entre los democristianos es solo de un 4,6%.
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