El intelectual disidente marroquí Maati Monyib, preso desde el 29 de diciembre y muy crítico con el régimen de su país, ha iniciado desde este jueves una huelga de hambre en la cárcel de El Arjat 2, en el municipio de Salé, próximo a Rabat. Su objetivo es lanzar una “llamada de socorro” a la opinión pública ante “la persecución y la injusticia” a la que dice sentirse sometido por el Estado marroquí, según declara en una carta difundida por su abogado.
El activista de derechos humanos, de 60 años, se encuentra en prisión preventiva acusado de haber blanqueado dinero. El pasado enero, mientras esperaba el juicio por estas acusaciones, un tribunal de primera instancia le condenó a un año de prisión, por “fraude y atentado contra la seguridad del Estado”, en relación con otro juicio que databa de 2015. Este último asunto, por el que fueron condenados otros seis periodistas y militantes de derechos humanos, que viven ahora en el extranjero, tuvo su origen en un proyecto financiado por la ONG holandesa Free Press Unlimited para fomentar el uso de la aplicación de teléfono Story Maker. La aplicación permite ejercer el llamado periodismo ciudadano de forma anónima.
Monyib declara en su carta que ni él ni su abogado fueron convocados a la audiencia en la que se le condenó a un año de prisión. Asegura que ese juicio había sido “pospuesto de forma sistemática” hasta que se produjo su encarcelamiento y que tanto él como su familia sufren una “difamación” por parte de “medios de comunicación dependientes de órganos de la seguridad”.
El historiador concluye su escrito afirmando su inocencia ante acusaciones que, según señala, intentan destruir su credibilidad como periodista y escritor. La razón de la “persecución”, según Monyib, son sus publicaciones críticas contra el régimen y su apoyo a los presos del movimiento Hirak del Rif y a los “periodistas detenidos injustamente bajo la cobertura de crímenes de derecho común”.
El periodista y activista de derechos humanos, Omar Radi, también muy crítico, fue encarcelado el 30 de julio, acusado de violación y de cometer un delito contra la seguridad del Estado. Otro intelectual disidente, el columnista estrella y redactor jefe del diario marroquí Ajbar al Yaum, Suleimán Raisuni, también se encuentra en prisión preventiva desde el 22 de mayo. Se le acusa de “atentado al pudor mediante la violencia y el secuestro” contra el activista de la comunidad LGTB Adam Mohamed. Igualmente, el director de Ajbar al Yaum, Taoufik Buachrín, se encuentra en prisión desde 2018, condenado por varios cargos de índole sexual.
La periodista Hajar Raisuni, de 30 años, sobrina del columnista Suleimán Raisuni, fue sentenciada en 2018 a un año de prisión tras ser acusada de someterse a un aborto y de mantener relaciones fuera del matrimonio. El rey Mohamed VI la indultó cuando había cumplido un mes y medio de cárcel y después de que su caso hubiese trascendido en medios internacionales de gran difusión.
Monyib ya inició en 2015 una huelga de hambre en la que denunciaba sentirse acosado por el régimen. En aquel momento, en plena huelga, declaró a este diario: “La huelga no la hago solo para poder viajar al exterior, sino para que el Estado deje de acosarme. Llevan más de un año criticándome en todos los medios de comunicación afines. Y ahora, cuando he salido de la asociación para ir a ver a mi hija, tenía a una persona vigilándome. El Gobierno estaría encantado de que yo me exiliara, pero no lo voy a hacer”.
En esta ocasión, varios amigos de Monyib sostienen que su vida corre peligro porque el historiador padece diabetes y tiene una salud delicada. El activista Fuad Abdelmumni, de 62 años, miembro de la ONG Transparency Maroc –quien también declara sufrir una campaña de desprestigio con chantaje sexual incluido– indicó el pasado febrero a este diario: “Monyib es un hombre cuya integridad es mil veces superior a la del mejor representante de este régimen. Meterlo en la cárcel acusándole de blanqueo de dinero es intolerable”.
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