La ONU ha conseguido, tras cinco meses de negociaciones, que un foro formado por 73 libios e integrado por representantes de las tres regiones del país, se diera cita el pasado lunes en Ginebra y elijiera, cinco días después, a un primer ministro y un consejo presidencial, compuesto por un presidente y dos vicepresidentes, como primer paso para la reconstrucción del país. El nuevo jefe del Gobierno es el empresario Abdul Hamid y el presidente electo, Mohamed Menfi, antiguo embajador en Grecia. Ellos serán los encargados de organizar unas elecciones generales en el país que se celebrarán el 24 de diciembre.
De momento, Abdul Hamid dispondrá de 21 días para designar a su Ejecutivo, mientras el Oeste del país seguirá gobernado por el llamado Gobierno de Acuerdo Nacional, cuyo primer ministro, Fayez al Serraj, fue propuesto en 2015 por el entonces enviado especial de la ONU, el español Bernardino León, para liderar el Gobierno de unidad nacional. Abdul Hamid contará después con otros 21 días para conseguir el voto de confianza del Parlamento.
Nada será fácil en este próximo mes y medio en Libia. Habrá cargos, como los responsables del Ministerio de Defensa, cuyos nombramientos serán muy difícil de consensuar en un país que lleva casi siete años inmerso en una guerra civil latente.
La lista que encabezaban Hamid y Menfi obtuvo 39 votos frente a la que parecía la favorita, la del jefe del Parlamento con sede en el Este del país, Aguila Salé, y el actual ministro del interior, Fati Basaga, procedente de Misrata y establecido en Trípoli. Salé aspiraba a ser el nuevo presidente y Basaga, su primer ministro. Ellos dos son, sin duda, los personajes más relevantes de los que acudieron a Ginebra y los más conocidos también, dentro y fuera de Libia. Pero solo cosecharon 34 votos.
Stephanie Williams, la responsable interina de la misión de la ONU en Libia afirmó que se sentía encantada de “presenciar” un momento histórico. Y añadió que los emisarios se han comprometido a designar al menos a un 30% de mujeres para los puestos de responsabilidad.
El horizonte, sin embargo, se presenta cargado de obstáculos. En el Este, el hombre fuerte sigue siendo el mariscal Jalifa Hafter, de 77 años. Aunque su carisma quedó debilitado tras fracasar en su intento de conquistar la capital del país el año pasado, aún sigue controlando las armas en esa zona de Libia.
Y en el Oeste, en Trípoli, está por ver cuál será la reacción de algunas milicias afines al ministro del Interior, Fati Basaga. También habrá que ver cómo reaccionarán otras milicias partidarias de quien hasta ahora ejercía como jefe de Gobierno de Acuerdo Nacional, Fayez al Serraj, quien a su vez está enfrentado a Basaga. Ofrece una señal positiva el hecho de que tanto Serraj como Basaga hicieran pública su felicitación a los mandatarios electos. Otra cosa será lo que ocurra sobre el terreno a partir de ahora.
También queda por ver qué harán las potencias extranjeras cuya intervención a través de mercenarios ha sido clave en la configuración de la actual lucha de poder en Libia. Turquía apoya al Gobierno de Acuerdo Nacional del oeste, mientras que Rusia apoya al Parlamento del Este, que cuenta además con el respaldo de Egipto y de Emiratos Árabes Unidos. Ni Turquía ni Rusia han sacado a sus mercenarios del país, a pesar de que las dos partes enfrentadas firmaron en octubre un alto el fuego mediante el que se comprometían a despejar el país de fuerzas extranjeras en un plazo máximo de tres meses, plazo que ya se ha cumplido.
El analista Wolfram Lacher, del Instituto Alemán para Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP) se mostraba muy escéptico en Twitter: “Si este Gobierno logra ser operativo tendrá un alcance muy limitado”. Lo mejor que se puede decir por el momento de la situación en Libia es que el alto el fuego no se ha roto desde octubre. Pero todo pende un hilo.
Cinco días para votar a un primer ministro
La misión de la ONU en Libia había creado en octubre un órgano llamado Foro de Diálogo Político Libio (FDPL) con el fin de elegir un Gobierno transitorio apoyado por las tres regiones del país con sus correspondientes tribus: la Tripolitana, en el Oeste; la Cirenáica, en el Este, y la de Fezán, en el Sur.
La ONU reunió el lunes a 73 miembros del Foro en un lugar secreto a las afueras de Ginebra. Las sesiones fueron transmitidas en directo por internet. El martes se celebró una primera votación para elegir al primer ministro entre cuatro candidatos, pero ninguno obtuvo el 70% de los votos exigido para ser designado. Este viernes se ha celebrado una segunda votación, pero esta vez en formato de listas de cuatro integrantes. Como ninguna obtuvo el 60%, se celebró una segunda vuelta entre las dos listas más votadas. Y después de cinco días de reuniones, se proclamó vencedora la candidatura que en principio parecía más débil.
El Foro será, a su vez, el órgano encargado de supervisar la transición a las elecciones del 24 de diciembre.
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