A Harry Harvey, un hombre de 80 años, lo buscaban desde el sábado pasado. A la una y media de la tarde de ese día se había separado de un compañero de excursión mientras ambos practicaban senderismo en un parque natural de Yorkshire Dales, en el norte de Inglaterra. Lo sorprendió luego un “fuerte vendaval ruidoso”. Cuando pasó, mantuvo la calma: iba vestido con una chaqueta abrigada, botas de montaña y llevaba consigo una gran mochila oscura con algunas vituallas y una tienda de campaña. Además, contaba con una experiencia en montaña de años.
Caía la noche y tenía que buscar un lugar donde guarecerse y acampar. Matenerse a cubierto y recuperarse mientras se orientaba fue su plan de vida durante cuatro días y tres noches. “Tengo un apetito voraz y cuando me entra el hambre tengo que conseguir lo que sea para comer o soy incapaz de moverme”, señaló Harvey a la cadena de televisión ITV tras ser localizado el pasado martes. En los días que estuvo perdido sufrió una caída mientras cruzaba un arroyo que le dejó una herida en la frente.
A distancia y en medio de la niebla que ha cubría la zona durante esos días, vio pasar algunos helicópteros y también de lejos vislumbró gente. Usó un silbato que llevaba en su equipo para alertarles de su presencia, pero fue en vano. Aeronaves y personal formaban parte del equipo que había salido en su búsqueda, formado por 60 personas, entre expertos en búsquedas y rescates y voluntarios, y ayudados por siete perros.
Mientras él pasaba los días sin especial inquietud (“no estuve preocupado en ningún momento”, ha asegurado), su familia se desesperaba por encontrarlo.
Su hijo Phil y su nuera estaban dando una rueda de prensa en un pub cuando Harvey apareció en él. Las caras de inquietud se llenaron de lágrimas de emoción. “Si llego a saberlo, no vuelvo; o no vuelvo aquí”, bromeó el hombre desaparecido en la rueda de prensa, retransmitida en directo en Facebook Live el pasado martes.
Una fotógrafa de naturaleza en busca de aves silvestres lo había encontrado horas antes. Annette Pyrah estaba al corriente de que un hombre de avanzada edad estaba desaparecido. “Había pasado por Tan Hill [la localidad desde donde se coordinaba el dispositivo de búsqueda] con el corazón en un puño porque sabía que todavía no lo habían encontrado y pensé que después de tres días no iba a aparecer. Ver a los policías y a los perros rastreadores resultaba perturbador”, dijo la fotógrafa a la BBC.
Rato después, mirando al páramo, vio la figura de un hombre que le hacía gestos con los brazos. “¿Es usted Harry? ¿Lleva usted perdido tres días?”, le preguntó. Harry asintió. “Me puse a llorar”, ha apuntado la fotógrafa, que en seguida le dejó su móvil para que el hombre llamara a su mujer. En los cuatro días se había separado 10 kilómetros del último lugar donde había sido visto.
Poco después, ambos se presentaron en el pub desde el que su familia había convocado una rueda de prensa para informar del dispositivo de búsqueda. El protagonista atendió directamente a los medios convocados. Su familia ha descrito los días en que ha estado desaparecido como “una tortura”. Uno de sus familiares apuntó: “Sabemos que tiene mucha experiencia, pero tres noches… eso es llevarla a un extremo”.
El hombre no dejó de bromear sobre su desaparición. “El mayor problema que tenía era que quería llegar desde Keld a Tynemouth [dos localidades de la zona], pero solo tenía 21 libras y 5 peniques [unos 23 euros] en el bolsillo”. Afirma haber pasado “tres buenas noches acampando en la naturaleza” y asegura que le habría gustado no captar tanta atención como ha merecido: “no es mi estilo, para nada”.
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