La adquisición de Kyrie Irving por parte de los Mavericks fue algo como poner un caro y bello cuadro para tapar una grieta. O incluso hacerla más profunda. Construir un rascacielos, levantar la ofensiva, a costa de desmantelar unos ya de por sí debilitados cimientos, desprenderse de defensa entregando a Dorian Finney-Smith a los Nets. El mundo ideal de Jason Kidd contemplaba ganar los puntos a golpe de puntos y más puntos pero los Heat lo acercaron más a la utopía (129-122). Da lo mismo que Luka Doncic meta 42 puntos, Tim Hardaway Jr. 31 e Irving 23, acabar con un 61% en tiros de campo y meter 14 triples con un 41% cuando entregas 129, 76 en la primera parte.
“Nuestra defensa no existió, no pudimos pararles”, reconoció, claro y conciso, Jason Kidd tras el partido. Un hombre, un solo hombre, Jimmy Butler, leyó la cartilla a la invisible defensa de los Mavericks. Genial de por sí pero quizá aún más inspirado por testimoniar el devastador tenis de Carlos Alcaraz -fue a verle en el Miami Open-, Butler asumió encantado una mayor responsabilidad al no estar Bam Adebayo. Si realmente es posible alcanzar la perfección, lo hizo o se quedó cerca el amigo de Alcaraz. La perfección hecha baloncesto.
Celestial, el jugador de 33 años, dejó hechos un cuadro a los Mavericks con una obra de arte de 35 puntos -12/16 en lanzamientos-, 12 asistencias…y 0 pérdidas. Mangoneó como quiso a Dallas, golpeándolos con sus penetraciones, desnudándolos con su mirada para encontrar el océano abierto que es la defensa de los Mavericks, engañando con sus fintas y su elegante step-back. Descubrió, por si ya no se sabía, que en todas las posesiones defensivas los de Kidd tienen imperfecciones.
Y Dallas no puede quedar ahora en una posición más delicada, undécimo fuera de playoffs con sólo cuatro partidos por jugar, con el preocupante riesgo de quedarse a dos partidos del décimo -Oklahoma-, a falta de tres como los de Texas no ganen mañana en Atlanta o a los Thunder se les ocurra dar la sorpresa -ya no tan sorpresa por el final de temporada que estén haciendo-, y se impongan a los Suns. Los de Texas tienen que ganar Al límite del límite. Pero Doncic mantiene su fe.
“Es siempre el mismo problema”
“Es siempre el mismo problema. El ataque está bien, pero si concedemos 130 puntos en cuatro cuartos es difícil. Pero obviamente hay esperanza, sí. Siempre digo que tienes que tener esperanza hasta el último momento. Tienes que creer que puedes hacerlo, así que tenemos que creer”, aseguró, optimista, el ’77’ en declaraciones recogidas por ‘The Dallas Morning News’.
La ley ofensiva de los Mavericks es tan cierta como la defensiva. Igual que Doncic siempre va a encontrar la manera de anotar -el esloveno acabó con un 17/25 en tiros de campo, un 2/6 en triples, más 10 rebotes y 8 asistencias-, el rival siempre va a encontrar las rendijas en la defensa de Dallas. También los Heat, el sexto peor ataque de la NBA. Lo tan sangrante como revelador es que, al margen de ese dato, sin Bam Adebayo, el conjunto de Florida fuera capaz de endosarle 38 puntos a través de sus interiores con todos los problemas que ha tenido este curso con la rotación en la pintura.
Aunque en estado de gracia, fue un devaluado pívot sin equipo hasta febrero como Cody Zeller – hasta olvidado ya que fue número 4 del draft de 2013-, y Kevin Love -tan mal hasta temporada que a los Cavaliers les pesó más su rendimiento que su sentimiento con él-, quienes zarandearon a los Mavericks en la pintura. 20 puntos sumó Zeller -hacía 4 años que no llegaba a los 20 tantos-, y 18 desde el banquillo Kevin Love, factor clave para desequilibrar el partido como último hombre en la zona de Miami para proteger el aro y, por supuesto, en ataque, haciendo sufrir a los interiores de Dallas sacándoles de la pintura.
Todos los caminos llevan al aro de los Mavericks, ya sea a través del pick and roll y sus distintas variantes, la transición -un scout acusó a Doncic de ser “el peor defensor en transición de la historia” según el ‘insider’ Tim MacMahon-, o simplemente moviendo el balón hasta que aparece el tiro correcto con las horrendas rotaciones defensivas de los de Kidd. Butler, como si tuviera a su disposición un surtido en el que elegir, hizo lo que quiso en el bloqueo directo, ya fuera finalizando él, encontrando el tirador liberado -18 tantos y 6/9 desde el perímetro para Max Strus-, o el corte a la espalda del pívot, cuando no recalculó la ruta y tiró de media distancia.
“Nuestra defensa no existió”
La falta de comunicación de la que tanto ha hablado esta temporada para justificar los problemas defensivos Kidd cunde con la defensa de los cortes. Si Powell, Wood o Kleber lograban atar y fijar al jugador interior de los Heat en los aclarados que jugaban los de Erik Spoelstra para llevar la acción a la pintura, alguien venía cortando desde la cabecera y anotaba. No faltó tampoco el ‘truco’ de abrir hacia el lado débil y atacar a Doncic en el perímetro.
Pero, una vez ha dejado de lado su actitud derrotista porque no encaja con los campeones, no se le puede reprochar absolutamente nada al esloveno, implicado especialmente en defensa y habiendo vuelto por sus fueros en la ofensiva. Encontró siempre soluciones ante la defensa en zona de los Heat, decidido atacando el aro y encontrando sobre todo a Hardaway Jr. – 6/10 en triples para el escolta-, cuando atrajo más de un jugador. Ajeno parece a su fascitis plantar, Irving se mostró también eficiente con un 10/17 en tiros.
Y, además, cargó con demasiado de nuevo Doncic, 44 minutos sobre la pista y 42 Irving. Y esta noche, sin pausa, Atlanta contra unos Hawks que también se lo están jugando todo. El ‘play-in’ -no los playoffs-, podría quedar a 2 partidos a falta de 3 para el conjunto de Kidd, ratificada la confianza de la franquicia en él en palabras de su General Manager, Nico Harrison, en el ‘Ben & Skin show’ pese a la situación. Los Mavericks, a un paso del fracaso.