Los nueve miembros, seis hombres y tres mujeres, que forman el jurado en el caso por supuesta violación contra Donald Trump han alcanzado este martes un veredicto en tiempo récord, menos de tres horas, en un proceso marcado también por la rapidez, en el que el demandado no ha comparecido y su defensa ha renunciado a llamar a testigos, convencida de la inconsistencia de las pruebas. El jurado ha determinado que no hubo violación, pero sí abuso sexual, en un caso civil, no penal, en el que, además del fallo, también ha acordado la cuantía de la indemnización que solicitaba la denunciante, la excolumnista de Elle E. Jean Carroll, que será de cinco millones de dólares, casi el doble de lo estimado.
De todas las acusaciones de comportamiento sexual inapropiado que han perseguido a Trump en las últimas décadas, esta es la única que ha llegado a juicio, en un momento en el que el aspirante a la reelección en 2024 afronta una batería de procesos, fiscales y políticos. Al frente de todos ellos, la imputación en abril de 34 delitos por pagos en negro a una actriz porno. Como hiciera hace un mes, Trump ha contestado el veredicto, calificándolo de “vergüenza”, e insistiendo en que no conoce a la demandante. Su campaña ha anunciado que piensa recurrir.
Según la denuncia de Carroll, presentada al calor del movimiento MeToo, Trump la violó en un probador de unos almacenes de lujo de Manhattan, un jueves de la primavera de 1996, algo que el magnate siempre ha negado. Luego, en 2019, cuando Carroll se atrevió a contar públicamente lo sucedido en un libro de memorias, la difamó con dos mensajes sangrantes en las redes sociales, lo que la denunciante asegura que arruinó su reputación. Trump declinó comparecer -tenía de plazo hasta el pasado domingo por la tarde-, un hecho que fue una de las principales bazas de la acusación para intentar probar su responsabilidad, que no culpabilidad al tratarse de un caso civil.
Aunque su identidad se ha mantenido en secreto, seis hombres, pertenecientes en su mayoría a minorías étnicas, y tres mujeres con edades en torno a los 60 años -según algunos observadores, más proclives a creer la versión de Carroll- han determinado que hubo abuso sexual, pero no violación -el primer caso se define en Nueva York como someter a una persona a contacto sexual sin su consentimiento; el segundo, implica además penetración vaginal-, después de un proceso que ha durado apenas dos semanas y que se ha celebrado en el tribunal federal de Manhattan (Nueva York). Al tratarse de un juicio civil, no penal, Trump no ha sido condenado por ningún delito y no se enfrenta a penas de prisión.
La demanda por difamación se refiere en concreto a un post en octubre de 2022 en Truth Social, la red social del republicano, en el que este calificó las acusaciones de “completa estafa” y “mentira”. El equipo de abogados también ha propalado informaciones de que quien está detrás de la acusación de Carroll es un importante donante demócrata, lo que corroboraría, a su juicio, la denuncia de “caza de brujas política” de la que el acusado afirma ser objeto en cada uno de los procesos en su contra.
Trump, el favorito en la carrera presidencial republicana de 2024, ha negado haber violado a Carroll y la ha acusado de inventarse la historia para impulsar las ventas de unas memorias de 2019 en las que la periodista hizo pública la historia, inspirada por la fuerza del movimiento MeToo, de denuncias de abusos sexuales por parte de hombres poderosos en la industria del cine. El pasado martes, Trump publicó un mensaje en la misma plataforma en el que afirmaba que “a pesar de ser un candidato político actual y liderar todos los demás en ambos partidos”, no se le “permitió hablar o defenderse” contra lo que calificó de falsa acusación. “Por tanto, no hablaré hasta después del juicio, pero recurriré el silenciamiento inconstitucional de mi persona, como candidato, sea cual sea el resultado”.
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En su primera reacción tras conocer el veredicto, mediante un post en Truth Social, Trump insiste: “No tengo ni la más remota idea de quién es esta mujer. Este veredicto es una vergüenza, ¡una continuación de la gran caza de brujas contra mí!”. Su campaña ha anunciado inmediatamente que plantea recurrir el veredicto, por dudar de la “imparcialidad” del sistema judicial “en algunas jurisdicciones de EE UU” como Nueva York, comprometidas, a su juicio, “por la política extremista de izquierdas” del Partido Demócrata.
La acusación, dirigida por la enérgica abogada Roberta Kaplan, llamó a 10 testigos; la defensa, de la mano de Joe Tacopina, a ninguno, apostando por la inconsistencia de las pruebas y el tiempo transcurrido desde el suceso, además de revictimizar a la víctima, según han denunciado estos días numerosas activistas, con un argumento supuestamente de peso: el hecho de que no gritara mientras era agredida. Leslie Lebowitz, una psicóloga clínica que asesoró a la acusación, declaró exactamente lo contrario: que el shock de la víctima durante la agresión le provoca un silencio paralizante. En un caso teóricamente prescrito, Carroll pudo acogerse a una reciente ley de Nueva York que otorga una ventana de un año a las víctimas adultas de delitos sexuales para demandar, aunque haya transcurrido demasiado tiempo.
La jornada de este lunes, en la que las partes presentaron sus alegatos finales, fue un recopilatorio no solo de los detalles del caso, sino, en general, del comportamiento de Trump con las mujeres. La acusación proyectó fragmentos de un vídeo de 2005, titulado Access Hollywood, en el que Trump afirmaba que las mujeres le dejaban “agarrarlas por el coño” porque era “una estrella”. “Y eso ha venido siendo así siempre”, corroboró en su declaración durante la instrucción del sumario, a finales del año pasado, que fue grabada en vídeo y divulgada el viernes pasado. Entre la decena de testigos de la acusación, otras dos mujeres contaron sendos episodios de abuso sexual por parte del magnate, uno en los años setenta y otro, más reciente, en 2005. “Tres mujeres diferentes, con décadas de diferencia, pero un único patrón de comportamiento”, dijo Kaplan este lunes, para refutar la defensa de Trump, que pidió al jurado que consideraran “ridícula” la afirmación de otros testigos.
“Admitió en vídeo haber hecho exactamente el tipo de cosas que nos han traído a este tribunal”, subrayó Kaplan este lunes. También dejó en evidencia al magnate, que ha asegurado repetidas veces que Carroll, en su día reina de la belleza en Indiana, no era “su tipo”. En su testimonio ante el juez instructor, sin embargo, se le enseñó una foto de la época en que agredió a Carroll, en la que aparecen los dos, y al ser preguntado por la identidad de la mujer, Trump respondió que se trataba de Marla, su mujer entonces.
Trump tiene previsto participar este miércoles en un acto preelectoral organizado por la cadena de información CNN. Que utilice el fallo del jurado a su favor, como hizo en abril con la imputación -la primera en la historia de un mandatario de EE UU- para cosechar donaciones a su campaña, y porcentaje a su ratio de popularidad, solo depende de las contradicciones de un político que hasta ahora ha salido siempre indemne, y casi victorioso, de reveses que habrían dejado en la cuneta a cualquier adversario. Las malas noticias son, en el caso de Trump, la mejor de las armas.
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