“No existe mejor viaje que el del regreso a casa”. Asier Illarramendi lo experimentó en 2015 cuando volvió del Madrid a la Real y ahora sentirá un cosquilleo similar. Con su esperado regreso tras 16 meses borrado del mapa futbolístico por las lesiones, la Real arranca su rally de encuentros sin tregua que comienza hoy a mediodía en Sevilla y se detiene allá por el 21 de marzo contra el Barcelona. 72 días de frenesí futbolístico que arrancan con un auténtico Miura enfrente, un Sevilla que tiene tres puntos menos que la Real, pero que también ha disputado tres encuentros menos. Un plantillón, quizá el más completo de la categoría y eso que ha perdido a uno de sus cracks, Éver Banega, pero siempre se reinventa. Comienza el viaje. Abróchense los cinturones que embarcamos. Y con el patrón de vuelta. Asier toma el timón.
“El 80% del éxito se basa simplemente en insistir”, decía Woody Allen. “Si crees que puedes, ya estás a medio camino”, era el convencimiento de Theodore Roosevelt. Una odisea de lesiones así quizá habría hecho capitular a otros jugadores, pero Illarra ha perseverado para ver la luz. No es un adorno en la lista como hace un mes. Imanol avisa de que está para ayudar 20 minutos al final, lo mismo que Januzaj, otro refuerzo de oro de 24 quilates para hoy y lo que viene. Pero no es oro todo lo que reluce porque la nómina de apartados por lesión sigue siendo amplísima y repleta de futbolistas con mucho peso. A saber, Monreal, Zaldua, Silva, Aritz, Moyá y Sangalli. Los seis se quedaron en tierra, igual que Unai Marrero, el tercer portero habitual hasta ayer en los desplazamientos. Monreal jugará la Supercopa, Zaldua quizá también, pero Silva no volverá hasta después. Sin él será más difícil alzar el primer título.
La escuadra de Imanol se mide hoy (Sánchez Pizjuán, 14 horas, Movistar) a lo que es un rival directo y lo será mucho más si se registra un triunfo visitante. Es una Real sin Silva, pero que viene de ganar su último partido fuera con una enorme autoridad, ante el Athletic en San Mamés. Es la misma Real, desde luego, que devoraba a sus rivales hasta hace dos meses, pero después de haber ganado sólo uno de sus últimos 11 encuentros oficiales. Es el mismo equipo que parecía asfixiado contra Osasuna el pasado domingo, pero que ahora ha recuperado oxígeno tras seis días de respiro y entrenamientos.
El Sevilla, una roca
El de hoy es un gran test para saber hasta dónde se puede elevar el listón de la ilusión en las semanas más decisivas del curso, en las que los txuri urdin pueden disputar 21 encuentros en 72 días. El Sevilla suma cinco encuentros sin perder y es una roca, sólo ha encajado 11 goles en 15 partidos. Eso sí, han perdido parte de su ferocidad sin su ruidosa parroquia en el Pizjuán, donde dejaron escapar, por ejemplo dos puntos ante el Valladolid, y vienen de empatar un derbi ante el Betis en el que no fueron más que su archienemigo. En todo caso, una escuadra con jugadores como Diego Carlos, Navas, Rakitic, Suso, Óliver Torres, Ocampos o Munir tiene que ser un equipazo y el Sevilla de Lopetegui lo es. Además, apenas lamentan las bajas de Vaclik, Escudero y de Carlos Fernández, habitual objeto de deseo de Olabe.
Vuelve el capitán, comienza un viaje sin retorno.
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