“No tengáis duda de que ante un escenario como el que nos vamos a encontrar, las jugadoras van a dar un paso adelante”. Las palabras de Jorge Vilda no pudieron ser más premonitorias, La selección femenina española dio ayer un nuevo paso adelante, un nuevo capítulo para la historia con su primera victoria en un Mundial de fútbol.
Y el escenario no podía ser más idóneo. El maravilloso Stade Océane de Le Havre, de impactante azul intenso para emular las olas del océano, acogieron un duelo donde España pudo mostrar al mundo su inmenso potencial en un deporte llamado a darnos muchos éxitos.
Se sufrió de lo lindo, mucho más de lo esperado ante la debutante Sudáfrica, pero se quedaron todas con la confortable sensación de que supieron reaccionar a tiempo, mostrarse como un equipo maduro pese a la juventud de la mayoría -es el tercer equipo más joven del torneo- y se supo hacer frente a los horribles nervios lógicos de un debut de esta relevancia.
Ritmo africano en las gradas
Se llenaron los 13.000 asientos previstos, la mitad del aforo del estadio francés, que tuvo un marcado acento africano. El ritmo de las ‘Banyana’ ‘Banyana’ en las gradas fue de lo más pintoresco y aún le dio más color al partido, con los seguidores africanos bailando en sus asientos, animando sin cesar y aireando los colores amarillo y verde en la zona en que estaban ubicados. Cada vez que Kgatlana tocaba el balón, los ‘uis’ del público resonaban en el estadio sabiendo que la delantera llevaba el peligro cada vez que tocaba balón.
El público español también tuvo su papel a la hora de animar a las suyas y explotó de júbilo con la remontada. No era para menos. España estaba haciendo historia.
El ambiente se empezó a palpar dos horas antes del partido a las puertas del estadio. Familias y numerosos grupos de niños y niñas con camisetas del Mundial de Francia aprovechaban el sol del mediodía para llegar antes de tiempo al estadio y vivir la fiesta previa en los alrededores. Después de una mañana de intensa lluvia que amenazaba el encuentro, se agradeció la tarde calurosa para apoyar en un Mundial que ha generado enorme ilusión entre los franceses. Se nota que el fútbol femenino en Francia le lleva varios años de ventaja a muchos países.
En la previa del partido, la animación sobre el césped corrió a cargo de la mascota del mundial, Ettie, un polluelo “enamorado de la vida y el fútbol”, como señala la página oficial de la FIFA, que es la hija de Footix, la mascota oficial de la Copa Mundial de la FIFA Francia 1998. Fue el mayor atractivo para los más ‘peques’.
Una enorme lona con el logo del Mundial dio paso el encuentro. La entrada de las jugadoras al campo no pudo ser más espectacular; con el público aplaudiendo y coreando sus nombre a golpe de tambores. Todo muy emotivo y a la altura del espectáculo que está siendo este Mundial, ya definido por muchos como el mejor de la historia.
El Ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, no faltó a la cita desde el palco: “Es nuestro segundo Mundial femenino consecutivo, y eso quiere decir que el fútbol femenino español está consolidado. Vamos a soñar con que nos va a ir muy bien”, señaló.
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