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Un nuevo recital de Brunson deja a los Cavaliers de Ricky Rubio muy tocados

Un nuevo recital de Brunson deja a los Cavaliers de Ricky Rubio muy tocados

Jalen Brunson es un embaucador encantador. Una verdad basada en mentiras que tiene a sus rivales confundidos y a los suyos encandilados, ahora que los Nets ya se han despedido la Gran Manzana entera a sus pies, esos con los que inventa e hipnotiza cada instante de su vida en el parqué, una divertida de pista de baile para él en la que tan pronto se marca un paso doble como unos movimientos de ‘breakdance’. Un no se sabe qué va a hacer fascinante para Nueva York, desesperante para unos Cavaliers que siguen sin descifrarle, desorientados ante un nuevo recital del base -29 puntos-, abrumados en el bullicioso Madison Square Garden para caer otra vez ante los Knicks (102-93) y encajar un ya muy complicado 3-1 en la serie.

Herida parece también su confianza, va a necesitar terapia de su mentor, un Ricky Rubio que volvió a tener minutos pero pocos y poco impacto en el juego pese a que fue de menos a más, sumando 2 rebotes y 2 asistencias en 6 minutos. El único integrante del vistoso ‘backcourt’ de Cleveland que cumplió, Darius Garland, reactivado en la segunda parte, en la que anotó 21 de sus 23 puntos -9/16 en lanzamientos-, realizando un gran ejercicio en la distribución con 10 asistencias y ninguna pérdida. 

Ricky, defendido por Quickley

Mary Altaffer / LaPresse

El conjunto de Ohio llegó a ponerse por delante en el tercer cuarto en un partido que perdió en muchos momentos con desventajas rozando o por encima de los 10 tantos pero las soluciones que encontró no fueron más parches ante unos Knicks que siempre tuvieron la última palabra. 

LeVert cumplió sin alardes con 14 tantos -4/10 en tiros y 2/6 en triples-, mientras que la doble pareja de interiores de los Cavs, Jarrett Allen y Evan Mobley, un cero como una catedral en cuanto a su influencia pese a sus 12 y 14 puntos, otra muestra de que a veces las estadísticas no cuentan toda la historia.

En el primer año de este proyecto de Cleveland en playoffs, empiezan a quedar descubiertos -por lo menos a tenor de lo visto hasta ahora-, los defectos de una de las particularidades distintivas del proyecto.

Es bonito y romántico hacer un guiño a la tradición con la apuesta por el tamaño pero el problema es cuando es una tradición sin evolución, sin tiro exterior ni Mobley ni Allen que hagan aliviar el intenso tráfico interior de los Knicks, que los están anulando por completo en la pintura, tanto en un lado como en el otro de la cancha.

La incapacidad para golpear de lejos de nuevo -un 26% en triples con un 6/23 desde el perímetro-, reafirma todavía más a los Knicks en su idea de colapsar la pintura. Bien cierto es que ahora es lo que se lleva en un Este en el que el tamaño importa, pero todos sus equipos punteros tienen grandes que cumplen el indispensable requisito de tener por lo menos un ‘gigante’ que tire. 

De los que siguen en playoffs, ahí están los Bucks con Brook Lopez, los Celtics con Al Horford, los Sixers con Joel Embiid, los propios Knicks con Julius Randle. Hasta los limitados Heat con Kevin Love, al que los Cavaliers dejaron ir en el mercado de ‘buyouts’. Pero jóvenes aún Evan Mobley y Jarrett Allen, pocos interiores también con su versatilidad defensiva, no es menos cierto y justo decir que todavía tienen margen para mejorar -21 y 25 años-, en un joven proyecto con mucho recorrido.

Pero la falta de expansión en el juego ofensivo de sus hombres de pintura, no son ni mucho menos las cuestiones a resolver para unos Cavaliers a los que se le acumulan los problemas. El primero y más grave, Brunson, al que tan bien ataron en el triunfo en el Game 2 de Cleveland y cada vez más inspirado de los 21 tantos del tercer duelo a los 29 del cuarto. Como colaborador de lujo, RJ Barrett -26 tantos-, una de esas agradables sorpresas de playoffs. 

Parece como si el base tuviera una especie de trato con su entrenador, el contrastado Tom Thibodeau. Con cierta fama de intervencionista en el juego por su gusto por las jugadas de pizarra, el dos veces Mejor Entrenador de la NBA le convence para que ‘pase por el aro’ y lleve a cabo acciones preparadas como algunas de ‘cuernos’ al principio del encuentro para asegurar la ventaja y luego ya le deja hacer lo que le dé la gana. Sucedió al inicio de este partido igual que el anterior, con el ex segundo a bordo de Luka Doncic empezando más al margen del balón y luego ya como generador para pasar a partir todo el bacalao.

Los Cavaliers siguen sin dar con una solución para ni siquiera desacelerar un poco al desbocado base. Al principio emparejado con Caris LeVert, los Knicks buscaron de nuevo emparejarlo con Donovan Mitchell con un primer bloqueo.

A día de hoy, parece imbatible en el uno contra uno la cara del proyecto de los Knicks, un imprevisible ‘estafador’ para los rivales con su magnificente juego de pies, pocos jugadores con tantos recursos a su alcance como manejador con su capacidad para postear, para desequilibrar con su reverso, para fintar, único ese paso en falso cuando agota el bote en el que parece que se cae para definir cerca de la pintura. Anotador a todos los niveles, cerca del aro, media distancia y triples, acabando con un 5/9 desde el perímetro y un 11/22 en lanzamientos.

Percutió y castigó a Mitchell. Una parte del plan de muy ‘mala leche’, que, además de agotar al escolta hurga en su ya afectada confianza. Hacia el final de la primera parte y el principio de la segunda, encontraron solución los Cavaliers, emparejándole con Okoro, más móvil que LeVert para pasar a defender los bloqueos con ‘flash’ y negarle así al lúcido base que se quedara con Mitchell, negado en ataque ante la férrea defensa de Josh Hart, a lo ‘two-way player’ con también 17 puntos.

A ‘Spida’ también se le atragantó el ‘pick and roll’ con la defensa en ‘drop’ de los Knicks ante el amontonamiento de jugadores en la zona. Había empezado fluida la ofensiva de Cleveland con dobles bloqueos en la cabecera, encontrando espacio con Garland recogiendo mano a mano y Mobley sumando desde la continuación hasta que New York se ajustó cerrando el ‘roll’, pues se podía permitir el riesgo de acumular gente dentro ante la inoperancia del equipo de J.B. Bickerstaff en el perímetro.

La mejor noticia para los Cavaliers es que se fueran al descanso tan cerca (54-45) con lo lejos que habían estado en el juego. Después de tanto daño seguían vivos y así lo entendieron, resurgiendo tras la pausa, y poniéndose en ventaja ya a mediados del tercer parcial (61-63). El hombre de Cleveland, Garland, delante y atrás. Ante el espeso día de Donovan Mitchell, el base cogió las riendas del juego tras sólo 2 puntos en la primera mitad y la buena labor de Mobley continuando en acciones con la esquina liberada le abrió espacio en la defensa en ‘drop’ de los Knicks para ganar espacio tras la salida de bloqueo directo.

Sin embargo, los Knicks reaccionar cerrando ese ‘roll’ con el hiperactivo Quickley desempeñando un gran trabajo y el ataque de Cleveland se volvió a atascar. En defensa, funcionó al principio el emparejamiento en la segunda parte de Garland con Brunson -el pero de Okoro es que no representa tanta amenaza ofensiva-, aunque jugar con ‘pequeños’ como bloqueadores volvió a funcionar a los de ‘Thibs’, muy superiores en los rebotes (59-42), otra faceta en la que fallaron Allen y Mobley, débiles ante Mitchell Robinson (12 puntos y 11 capturas). El jugar el ‘pick and roll’ con pequeños permite también al pívot y a su suplente -Isaiah Hartentstein-, quedarse ‘estacionado’ ya en la pintura para centrarse en el rebote.

Los Cavaliers acabaron lanzando dos contra uno ante Brunson aunque fuera cerca de media pista, encontrando siempre el base, en plan infalible, el pase ideal para que el balón fuera a parar al hombre libre. Pareció ser ya la solución desesperada, la llamada comodín de socorro de unos Cavs que reclaman auxilio inmediato de su público en el regreso de la serie a Cleveland (miércoles, 1:00, hora peninsular), apelar al espíritu de las Finales de 2016 para evitar una dolorosa desilusión.

NEW YORK KNICKS

10293

CLEVELAND CAVALIERS

New York Knicks: Barrett (26), Randle (7), Robinson (12), Brunson (29), Hart (19).
​Banquillo: Hartenstein (1), Toppin (5), Quickley, McBride (3). 

Cleveland Cavaliers: LeVert (14), Mobley (12), Allen (14), Mitchell (11), Garland (23). 
​Banquillo: Osman (10), Okoro (9), Ricky Rubio, Green. 

Parciales: 30-23/24-22/19-26/29-22
​Árbitros: Scott Foster, Kevin Cutler, Tre Maddox, Scott Twardoski 

Incidencias: cuarto partido de primera ronda de playoffs disputado en el Madison Square Garden de Nueva York ante 19.812 espectadores. Los Knicks ganan ahora 3-1. 

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