Israel está sufriendo en apenas una semana algunos de los atentados más mortíferos desde el final de la Segunda Intifada en 2005. Un palestino armado con un fusil de asalto ha matado en la noche de este martes a cinco israelíes en Bnei Brak, un suburbio ultraortodoxo judío del área metropolitana de Tel Aviv. El atacante fue abatido por las fuerzas de seguridad después de sembrar el terror y abrir fuego contra los vecinos en el balcón de su casa, y también contra transeúntes y conductores en distintos puntos de la localidad. Esta acción armada es la tercera que se registra en Israel desde el pasado martes, y entre todas suman 11 víctimas mortales. Autores de los dos anteriores atentados estaban vinculados al Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), que se atribuyó en un comunicado el segundo de los ataques.
Los canales de televisión israelíes emitieron en la noche del martes imágenes de los servicios de emergencia evacuando los cadáveres de las víctimas y un vídeo grabado por un vecino de Bnei Brak en el que mostraba al atacante vestido de negro y esgrimiendo un fusil. La policía pudo identificarlo como un palestino residente en Yenín, en el norte de Cisjordania. El primer ministro israelí, Naftalí Bennett, convocó a última hora de la noche del martes una reunión de emergencia del gabinete ministerial de crisis que gestiona los asuntos de seguridad para dar una respuesta a “una ola de terrorismo árabe”.
En la noche del domingo, mientras comenzaba en el sur de Israel una cumbre regional en la que participaron cuatro ministros de Exteriores de países árabes, un atentado con armas de fuego desató las alertas de seguridad en Hadera, ciudad situada 50 kilómetros al norte de Tel Aviv. Dos policías murieron y otras cuatro personas resultaron heridas al ser tiroteadas con armas largas automáticas por dos árabes de nacionalidad israelí en el centro de esa ciudad costera. Uno de los agresores había sido juzgado y condenado por mantener vínculos con el ISIS. Miembros de las fuerzas de seguridad israelíes que se encontraban fuera de servicio en la zona les abatieron a tiros mientras intentaban abrir fuego contra otros transeúntes.
La escalada de violencia estalló el pasado martes en un atentado múltiple en el que perdieron la vida cuatro israelíes, al ser acuchillados o arrollados por un vehículo, en Beersheva, en el sur de Israel. El agresor, un beduino con nacionalidad israelí que estuvo encarcelado entre 2015 y 2019 por sus lazos con el yihadismo, resultó finalmente abatido a tiros.
EL ISIS ha golpeado por sorpresa en las entrañas de Israel. Las fuerzas de seguridad han efectuado continuas redadas y registros en ciudades árabes israelíes. Una docena de sospechosos han sido detenidos bajo “arresto administrativo” (sin intervención judicial) acusados de colaborar con tramas yihadistas. El Shin Bet (inteligencia interior) reconoce un fallo de seguridad en el seguimiento de árabes israelíes radicalizados que ya habían sido condenados en el pasado por colaborar con el ISIS.
La sociedad israelí sufre desconcertada un tipo de terrorismo que creía alejado de sus fronteras. La alerta de seguridad se ha intensificado también en las últimas semanas ante la amenaza de un estallido de violencia en abril. La conjunción del mes de Ramadán (que comienza el viernes) y la Pascua judía (que este año coincide con la Semana Santa) hace temer a las autoridades que se registren atentados en Cisjordania y, sobre todo, en Jerusalén Oriental, además de en las ciudades mixtas árabes y judías. La anunciada visita de extremistas judíos, el jueves, a la Explanada de las Mezquitas, ha disparado ya la tensión en Jerusalén Este. En este mes de marzo se ha registrado una decena de atentados, en un nivel inusual desde la intensa ola de violencia que precedió en 2021 a un conflicto armado en Gaza entre el Ejército y las milicias islamistas palestinas.
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