A los 87 años a ‘Luisito’ Suárez le brillan los ojos cuando dirige la mirada hacia una foto en blanco y negro, que luce elegante en un marco de plata en la estantería del televisor del salón del piso que reside en Milán y en la que aparece flanqueando con Kubala y un joven Pelé. Corresponde a la segunda de las tres visitas de ‘O Rei’ con el Santos al Camp Nou, tras ganar el primer Mundial para Brasil en Suecia. Era el 3 de julio de 1960, justo un año después de que en el primer partido el Santos hubiera goleado por 1-5 a un Barça lleno de suplentes. Pero en esta segunda ocasión el resultado sería muy diferente. Justo antes del encuentro, Suárez recuerda que “se nos acercó un fotógrafo a Laszi y a mí para retratarnos junto a Pelé”. Con una picara sonrisa ‘Luisito’ remacha: “el hombre no iba nada desencaminado, porque entre los tres marcamos cuatro goles, dos míos y los otros dos se los repartieron ellos, por lo que la foto le salió redonda”. Aquella noche los blaugrana se desquitaron de la derrota del año anterior ganando por 4-3, con un cuarto gol del uruguayo Villaverde.
Aquel 1960, el elegante centrocampista gallego se había convertido en el único futbolista masculino español capaz de ganar el Balón de Oro, hasta la fecha. Tenía veinticinco años y al final de aquella temporada, después de perder contra el Benfica en Berna la aciaga final de la Copa de Europa, sería traspasado al Inter de Milán por la cifra récord, por entonces, de veinticinco millones de pesetas, unos ciento cincuenta mil euros. Antes, sin embargo, se había encargado de que tanto Pelé, como Kubala autografiaran una fotografía que le ha acompañado allí donde ha vivido y que tiene un significado muy especial, porque reúne a tres cracks de tres generaciones diferentes.
En 1982 Pelé regresaría al estadio del FC Barcelona, pero ya no como futbolista, sino como comentarista de la todopoderosa cadena brasileña de televisión ‘O Globo’, el gran imperio de comunicación en Brasil formando parte del numeroso equipo desplazado al Mundial de España. ‘O Rei’ tenía cuarenta años, hacía ocho que se había retirado como futbolista en el Cosmos norteamericano. El 10 era el comentarista estrella de los partidos de la ‘canarinha’, que había sido eliminada por Italia en la segunda fase del torneo en el campo de Sarrià, que vivió los mejores tres días del torneo en los enfrentamientos entre italianos, brasileños y Argentina, la vigente campeona y en la que destacaba la aparición de un joven llamado Diego Armando Maradona que acababa de ser fichado por el Barça. La presencia de ‘O Rei’ provocaba un revuelo enorme, no tan solo entre la prensa deportiva, sino también entre la del corazón, debido al romance que mantenía desde hacía un año con una joven modelo de dieciocho primaveras de edad y que no era otra que Xuxa, quien más tarde se convertiría en otra estrella mundial por sus ‘shows’ de televisión infantil.
La joven acompañó a la legendaria figura del fútbol en todos los partidos y en la semifinal que se disputó en el Camp Nou entre Italia y Polonia. Aproveché la complicidad que había entablado con el chófer/guardaespaldas de Pelé para poder grabarle una entrevista mientras bajábamos por las escalinatas de la tribuna del Camp Nou, donde se habían instalado las posiciones de comentaristas. ‘O Rei’ estuvo muy amable y al día siguiente me saludó en un acto publicitario en el entonces Hotel Ritz, en que se presentaban unos radio despertadores de Sanyo, que durante más de dos décadas anduvo aposentado en mi mesita de noche. Y supongo que en más de una ocasión debió de despertarme de algún sueño, supongo que con Xuxa de protagonista.