Un placer jugar en el Carranza

El Carranza traía buenos recuerdos a varios leones de la actual plantilla que a finales de junio de 2015 lograron allí el ascenso a Segunda A, con Kuko Ziganda en el banquillo, como cachorros. Yeray y Vesga también fueron titulares en esta ocasión. Lekue y Villalibre, por su parte, volvieron a repetir en el banquillo.

El presidente del Cádiz, muy cabreado por la derrota sufrida por su equipo la jornada anterior en Anoeta, también regresaba al Carranza tras su protesta formal por los arbitrajes recibidos a ras de césped y también en el VAR. Manuel Vizcaíno señalaba a Rubiales en su misiva que “jamás hemos hablado del colectivo arbitral, y después de 20 años en este mundo, ya no sé que decirles al entrenador y a los jugadores, ni qué decirles a la afición sobre nuestro silencio respetuoso. Hoy ya no puedo callarme más”.

El máximo responsable de la entidad gaditana concluía su misiva con un contundente “no soy un presidente forofo, somos una institución seria. Cumple tú ahora”.

El arbitraje no tuvo nada que ver ni en el desarrollo ni el desenlance de este partido del Carranza. Los leones fueron superiores de principio a fin en medio de un vendaval climatológico y futbolístico. No hubo color. Lo curioso de este caso es que el Athletic había sido incapaz de batir la portería de Ledesma en San Mamés pese a que los gaditanos jugaron muchos minutos en inferioridad numérica. Hasta dos expulsiones sufrieron entonces los ayer locales.

A los bilbaínos les bastó y sobró esta vez con sus tres primeros remates entre los tres palos para firmar otros tantos goles. 0-3 antes del minuto 30. Ver para creer. El primer a la vuelta del descanso, de Williams, también entró.

Marcelino, con todo resuelto, tuvo tiempo para dar minutos a Ibai e incluso para poder celebrar, victoria incluida, que la portería propia se queda a cero por primera vez desde su llegada a Bilbao.


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