Se reía Luka Doncic con esa cara de niño travieso que todavía conserva y que no oculta una barba de unos pocos días. Ya lleva un lustro en la NBA pero, a sus 23 años, sigue siendo un chiquillo. Un rapaz admirado en una mejor liga del mundo que quiere poner a sus pies. Se lo había pasado bomba en el severo correctivo de los Dallas Mavericks a los Memphis Grizzlies (137-96), como si aquello hubiera sido no un partido sino una hora del recreo, donde castigó al otro niño base superdotado de su clase, Ja Morant -nacido también en 1999-. Doncic se apuntó 32 puntos -21 en el primer cuarto-, 10 asistencias y 7 rebotes y Morant, que pudo arreglar algo sus estadísticas en la segunda parte, 20 tantos, 4 pases de canasta y una captura. Santi Aldama hizo gala de su constancia y registró esta vez 8 puntos y 6 rebotes en 21 minutos.
Con el salto que pegó el año pasado -en cifras, pues en la pista pega unos cuantos-, Morant presentó su competencia a Luka para gobernar la NBA una vez se retire Don Stephen Curry. Así que el duelo de anoche, visto cómo llegaban ambos -35 puntos para el esloveno ante Phoenix pero con derrota y 49 para el americano-, era visto como un duelo generacional de tantos que habrá, el combate de estilos, tan distintas sus fisionomías: Morant con sus 1,91, pura fibra. Doncic, con sus 2,01 y su envergadura, puro músculo y parece que hoy ya nada de chicha.
Quizá porque Luka no admite que nadie más se siente a su lado en su clase, porque Morant había hecho una anotación mucho mayor, el ‘Niño Maravilla’ salió sublime, voraz, veloz. Con su torrente de talento, Doncic no se esperó para enseñarle a Ja, que a día de hoy, su colección de recursos es mejor y aceleró hacia los 21 puntos en el primer cuarto. Tiró triples, ‘fadeaways’, penetró, asistió, interpretó el ‘pick and roll’ a la perfección y hasta robó dos balones.
El ex del Real Madrid presumió también de lo que Morant no tiene o posee menos, los triples y un juego al poste bajo al que no puede aspirar el estadounidense por sus características físicas. También un mayor temple y lectura para encontrar al compañero liberado en situaciones de inferioridad numérica, reflejado en la cifra de asistencias, 10 para Luka, sólo 4 para Ja. El primer parcial de Doncic fue también una proclamación de su progresión en sus áreas de mejora si es que tiene: los triples y un físico de acero que le permitió recitar y repartir el baloncesto a la velocidad de la luz. El partido quedó ya decidido en el primer cuarto (39-17).
La neutralización de Morant corrió a cargo de su banda, unos Mavericks que escoltaron muy bien al esloveno con una defensa de play-offs sobre el base. Dallas alternó sobre todo dos tipos de defensa sobre el famoso y eficaz ‘pick and roll’ del ‘guard’ de los Grizzlies con Steve Adams. Cuando optó por el ‘drop’ -el defensor del bloqueador opta por una defensa más flotante sobre el manejador-, a Morant le esperaba un ‘enjambre’ de jugadores en la pintura de los Mavs, agresivos y con una actividad de brazos constante para evitar el pase a los hombres de perímetro liberados. Defender el bloqueo directo con el cambio de asignación también resultó eficiente para frenar a un Morant que terminó con la confianza minada, renunciando en ocasiones a penetrar a pesar de que sus compañeros le ofrecían el ‘spacing’.
Sin la calma tampoco para encontrar a sus compañeros cuando dividía, el juego de Memphis quedó del todo desdibujado, sin hilo argumental, recurriendo con frecuencia a los triples como solución tan inesperada como estéril (9/33 desde el perímetro con un 27% por el 43% de los de Texas). En contraste, los Grizzlies acumularon una sucesión de soluciones fallidas para anular, o cuanto menos, atenuar a Doncic. Ni lo logró Taylor Jenkins con Desmond Bane, ni con el alero ‘rookie’ David Roddy, de 1,96 ambos.
La exuberancia física de un base como Doncic le permite también a él y su entrenador, Jason Kidd, jugar con eso. Con una estatura y, sobre todo una envergadura muy superiores a las de Morant, Jenkins tuvo que optar porque fuera un escolta o un alero el que defendiera el esloveno con el consiguiente mismatch generado con el base de Memphis teniendo que emparejarse con otro jugador más grande. Asignar al estadounidense la marca de Luka también fue una mina para Doncic, que abusó de Morant posteándole.
La última solución de los Grizzlies antes de entregar la toalla fue ir a defender al esloveno saltando a la defensa del ‘pick and roll’ con un trap (2×1) muy agresivo para ‘arrinconar’ a Doncic en la esquina pero, aún así, el base halló a sus compañeros bajo el aro. Un fabuloso Christian Wood (25 puntos y 12 rebotes) y un buen McGee (6 tantos en y 6 capturas en 13 minutos), ambos pívots traídos este verano, se lucieron para empezar a corresponder a Dallas en el deseo de rodear bien de una vez por todas en la pintura a Doncic, encantado también con su segundo a bordo oficial tras la salida de Brunson, Spencer Dinwiddie (15 puntos). Tras la dolorosa derrota de Phonix, todo fluyó para Dallas y Doncic.