No está siendo un inicio sencillo para el Bilbao Basket. Ni por resultados ni por el lógico proceso de construcción necesario en una plantilla que cambió a la mitad de sus caras este verano. Las lesiones están poniendo a prueba el trabajo de Alex Mumbrú. Se pueden contar con los dedos de una mano los días que ha entrenado con todos sus efectivos. Hasta el momento eran pequeñas molestias, nada severo, e incluso habían esquivado el coronavirus. Pero la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda de Tomeu Rigo supone un golpe a la línea de flotación, tanto anímica como deportiva.
La rotación del RETAbet se queda mermada y tocará buscar soluciones. Mirando a las capacidades internas del club o acudiendo al mercado. La última semana de octubre supondrá una prueba de fuego. Los hombres de negro recibirán el domingo al Real Madrid y el próximo fin de semana descansarán. Luego llegará el rock & roll con tres encuentros en cinco días. El martes 27 será el debut europeo contra el Pinar Karsiyaka en el Bilbao Arena; el jueves 29, ACB frente al MoraBanc Andorra en Miribilla; y el sábado 31, otra ración liguera en Manresa.
“Ha sido una colleja de las fuertes, pero es más fácil digerirlo con todos vuestros mensajes de apoyo, muchas gracias a todos. Volveremos más fuertes que nunca”, publicó Rigo en sus redes sociales. El balear estará alejado de las canchas toda la temporada, pero el Bilbao Basket no le ha dejado solo. 24 horas después de conocer la noticia renovó su contrato por un año más.
Mumbrú se queda con once jugadores a su disposición del bloque habitual. A Rigo le costó entrar debido a una rotura en los huesos nasales justo antes de la primera jornada. Sin embargo, una vez que tuvo una máscara protectora a medida todo fue más sencillo. Contra el Obradoiro disputó casi 18 minutos y en Badalona había superado los 6’ mediado el segundo cuarto, en el fatal momento de la lesión. Las molestias de Serron le abrieron una puerta y el de Campos estaba aportando desde la segunda unidad poniendo un plus defensivo y sumando algunos puntos desde la línea exterior.
¿Y ahora qué? Rigo era uno de los cuatro cupos necesarios en ACB junto a Hakanson, Reyes y a un Dos Anjos que apenas está contando. La solución aquí sería sencilla. Bastaría con introducir a Iñigo Betolaza, ya formó parte de la convocatoria ante el Obradoiro por la lesión de Serron, o a Miguel Ruiz, que jugó la pasada fase final de la ACB. El dilema quedaría resuelto. El problema viene en la Basketball Champions League, que exige cinco cupos nacionales. De no acudir al mercado, a Mumbrú le tocaría hacer malabares. Tendría que convocar a Betolaza y a Ruiz y dejar fuera de la lista de doce a uno de los habituales.
La otra alternativa es fichar, aunque siempre tendría que ser a un jugador que entrase dentro del cupo. En este punto, el inconveniente es la economía del Bilbao Basket. No está para dispendios y lo tendrá que estudiar al detalle en los próximos días. La deuda actual ha sido cifrada por el club en 2,2 millones de euros. La ausencia de público en Miribilla es otro palo en la rueda y tocará ver qué sucede con el patrocinio de RETAbet. Tirar con lo que hay o apretarse un poco más el cinturón y fichar. Disyuntiva complicada.
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