Un renacido Monterrey conquista la Liga mexicana


La del Monterrey es la historia de un renacido total. Hace cuatro meses estaban relegados, sin entrenador y con escasas posibilidades de competir por la Liga. Y, además, debían hacer un viaje hasta Doha para jugar el Mundial de Clubes. El ajetreo y una mala racha hacían desaparecer las posibilidades de sonreír. Hasta que llegó Antonio Mohamed. El Turco, como le apodan de cariño, se hizo cargo para maquillar el mal torneo del club. Y allí ocurrió su despertar: terminaron terceros en el Mundialito y, este domingo, los Rayados se quedaron con el trono en México al quitar del camino al América, el equipo con más títulos, en la tanda de penaltis (4-2).

El América es un club que ha hecho del odio su mejor combustible. Sus futbolistas prefieren pasar por los villanos de cualquier historia. No por nada se han ganado el mérito al equipo que genera más aversión en México. Eran los especialistas en frustrar los planes de hazaña, pero se toparon con Monterrey. En la final de ida, los Rayados habían sacado ventaja, 2-1. Su reto era mantenerla en el estadio Azteca para ganar su quinta Liga.

“¡Vamos, vamos América, que esta noche tenemos que ganar!”. El tradicional cántico retumbaba por las butacas de plástico del estadio Azteca. Era un himno que apelaba a una remontada, a una noche pletórica. Lo gritaron y parecía que lo tenían cuando en el primer tiempo lo ganaban 2-0 con goles de Federico Viñas y Richard Sánchez (3-2, en el global). La dicha se acabó al minuto 75 cuando el Monterrey empató con un gol de Rogelio Funes Mori que desinfló el ánimo de los locales. El América-Monterrey se trató de un conflicto entre el equipo de la capital mexicana y el núcleo industrial del país, respectivamente. Una batalla que ganaron los regios sobre los chilangos en la cancha dos veces sede de la Copa del Mundo.

El América parecía paralizado. El líder moral, el portero Guillermo Ochoa, salía a despejar con la tranquilidad de quien lo lleva ganando por goleada. La pasividad de los futbolistas del América chocó con la vehemencia de los Rayados, comandados por los mandones del medio campo: Carlos Rodríguez y Celso Ortíz. La prórroga exigía más a los de Monterrey, con escasos días libres. El América, en modo avión, cedió el ataque a la espera de un contragolpe. Nunca ocurrió. Ni siquiera en los pies de un Giovani Dos Santos alejado del talento de aquellos años en el Barcelona.

“¡Fiesta en América!”, se escuchaba por las bocinas del Azteca. Era Chayanne. Era una especie de elixir para sacar de su repentina siesta al América. Y tampoco eso reanimó a las águilas que solo encontraron el larguero en un remate de Sebastián Viñas. En los penaltis, el americanismo se confiaba de Ochoa, exportero del Málaga y Granada. Pero esta noche sus guantes no fueron pegajosos: solo pudo atajar en una ocasión. El resto de tiros entraron por su guarida. Sus compañeros fallaron en dos ocasiones. Solo el duro golpe de la derrota despertó a los futbolistas de América.

El campeonato mexicano se disputa a dos ritmos distintos y no siempre premia al mejor. El primero jugado, al menos este último torneo, en 18 fechas; el segundo se basa en una fase de eliminación directa entre los primeros ocho clasificados. En Monterrey lo han entendido bastante bien: se clasificaron como el octavo lugar y tumbaron a los dos favoritos y más constantes como fueron Santos Laguna y Necaxa. Mohamed, quien falló como entrenador del Celta, encaminó a los Rayados.

El Monterrey, clasificado a la final de la Liga mexicana, tuvo que viajar rumbo a Doha para disputar el Mundial de Clubes. Allí liquidaron al Al Sadd de Xavi (3-2) y en las semifinales se cruzaron con la potencia del Liverpool de Klopp. Los de Anfield, y en realidad la mayoría de las casas de apuestas, pronosticaba un triunfo holgado. Pero fueron los Rayados los que hicieron angustiar a los vigentes campeones de la Champions League durante 90 minutos. Un gol de Roberto Firmino le dio un triunfo agónico a los Reds. Su bálsamo fue ganar el tercer lugar del Mundialito, un logro que ya había conseguido en 2012. A su vuelta a México quedaba el América. Y tampoco le favorecían los pronósticos.

Con las piernas cansadas, los futbolistas de Monterrey sobrevivieron a la hostilidad de jugar en el Azteca. Y también a su penuria de perder las últimas dos finales de Liga. Eso ya queda en la anécdota. Se han coronado en terreno ajeno y le han amargado la Nochevieja al América. Eso queda en las vitrinas.

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