Tras un momento de ebullición y la consecución de una meta, como por ejemplo arrancar con buen pie la Liga como se había propuesto el vestuario del Athletic en este difícil inicio que deparó el calendario, acostumbra a venir una relajación. Una inconsciente bajada de intensidad común en el deporte. Como les sucedió a varios de los favoritos en la Vuelta camino de Guadalajara en una etapa con abanicos que perdurará en la memoria ciclista por mucho tiempo.
El reto para los leones es ser igual de competitivos ante Mallorca, Alavés y Leganés que frente a Barça, Getafe y Real Sociedad. Los tres próximos rivales no cuentan con el mismo cartel de peligrosidad, pero el Athletic no puede permitirse el lujo de bajar el pistón. Debe desempeñarse con la misma presión y concentración defensiva. De lo contrario se convierte en un equipo vulgar.
Estoy convencido de que Garitano ha incidido en ello. No parece un entrenador de los que toleren bien la relajación de sus hombres. Bien podría decirse que Raúl García es su extensión, a nivel de nervio, en el terreno de juego. El punto fuerte de este Athletic es el alto voltaje y por ahí no puede verse superado. Mallorca exigirá la mejor versión de los bilbaínos. Vienen de perder ante Real Sociedad y Valencia, pero dejando sensaciones positivas en ambos duelos.
Se ha cuidado mucho el vestuario de no fijar Europa como un objetivo en esta campaña. Al menos por el momento. Han puesto el foco en el siguiente partido y en el corto plazo. De manera acertada a mi entender. Funcionó el pasado curso y mejor no tocar. Pues bien, teniendo a San Mamés como la mayor fortaleza de la Liga, el reto es ofrecer una versión similar a domicilio para que cada desplazamiento no sea un lastre como sucedió en el tramo final de la pasada temporada.
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