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Un 'rookie' ex del Baskonia hunde a unos Warriors que no saben vivir sin Curry

Un 'rookie' ex del Baskonia hunde a unos Warriors que no saben vivir sin Curry

Está más que comprobado: Stephen Curry no puede dejar solos a sus compañeros ni Steve Kerr puede permitirse el lujo de prescindir de él, tres derrotas ya de estos tan inestables Golden State Warriors este curso sin el señor de los triples. El relato estuvo a punto de cambiar esta pasada madrugada y nada menos que ante unos Utah Jazz que se han ganado el respeto, pero, en apenas un segundo, se consolidó la narrativa. Jordan Poole, en otro acto de inmadurez del escolta, perdió un balón a falta de 4,3 segundos ante la presión de Alexander-Walker y Simone Fontecchio, en un acto de vigor, de sonora proclamación de victoria con el tono de decir “aquí estoy yo”, machacó el aro para voltear el luminoso con el 124-123 a falta de un segundo cuando campeaba el 120-123 a falta de 13. Maravillosa coronación del ex del Baskonia en su primer gran partido en la NBA. Y pocas veces tan acentuado un héroe y un villano.

Que Curry, aun ya con 34 años, cuatro anillos y el récord absoluto de triples a sus espaldas entre otros honores, viva el mejor momento de su carrera -30 puntos y un 43% en triples-, tiene sus contraindicaciones. La más evidente, la preocupante dependencia de él de unos Warriors que le tuvieron que dar descanso por molestias en su tobillo izquierdo, aunque también se ausentaron por problemas físicos Draymond Green y Andrew Wiggins. El conjunto de la Bahía se alivió con una dinámica de 5 victorias en 6 partidos pero los dos últimos disgustos ante Pacers y Jazz hacen que las dudas no amainen. 

La nueva caída de los Warriors puede tener dos lecturas. La primera, la mencionada inmadurez de un Poole del que se sigue cuestionando su liderazgo de la segunda unidad. Aunque con el asterisco de la eficiencia en el tiro -un aceptable 10/23 en lanzamientos de campo pero un flojo 4/13 en triples-, el escolta se estaba marcando el mejor partido de la temporada con 36 puntos hasta que lo tiró todo por la borda con esa pérdida. Jordan Poole, que había encadenado unas cuantas buenas actuaciones, es la viva postal de estos Warriors: cuando parece que arrancan, otra avería. 

La otra lectura es la desorientación de los ‘Splash Brothers’ sin Curry, pues, igual que el heredero flaquea, tampoco puede decir mucho el inseparable socio de Steph, Klay Thompson, que perdió otro balón a falta de 20 segundos. Klay cumplió sin más, con 22 puntos pero también con una serie de tiro falta de eficacia, con un 8/25 en lanzamientos de campo y algo mejor desde el perímetro (4/11). La sorprendente y agradable noticia de Jonathan Kuminga, quien dejó el mejor partido de la temporada con 24 tantos (10/13 en TC). 

Con el agravante de que fueron sus estrellas las señaladas, los Warriors perdieron el control de un partido en el que tenían una cierta ventaja al inicio del último cuarto (93-100). Para más inri, el equipo de Steve Kerr revitalizó a unos Jazz en línea descendente que habían visto diluido su efecto de equipo sorpresa con 9 derrotas en los últimos 13 partidos. 

No hubo grandes anotaciones individuales en el equipo de Will Hardy pero hasta 7 jugadores se fueron a los dobles dígitos: Jordan Clarkson (22 puntos y 9 asistencias), Simone Fontecchio -18 con 8 en un espléndido último cuarto-, Malik Beasley (18), Collin Sexton (17), Kelly Olynyk (15), Alexander-Walker (11) y Walker Kessler (10). Una demostración de equipo que ya hubieran querido los Warriors. Stephen Curry, por divino que sea, no puede cargar con todo.




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