Un testigo clave dentro de las pesquisas para la impugnación o impeachment del presidente de Estados Unidos ha modificado esta semana su declaración y asegura ahora que recuerda haberle comunicado a un alto cargo ucraniano que su país no obtendría la ayuda económica militar pactada si no se investigaba al exvicepresidente Joe Biden. Se confirmaría así que si hubo el ya famoso quid pro quo, una cosa por otra.
Gordon Sondland, antiguo embajador de EE UU para la Unión Europea, modifica así con una carta de tres páginas el testimonio que prestó a puerta cerrada el pasado 17 de octubre ante tres comités de la Cámara de Representantes. La declaración firmada por el puño y letra de Sondland da por buena la tesis de los demócratas que asegura que la Casa Blanca chantajeó a Kiev para beneficio político de Donald Trump y su pelea por la presidencia en los comicios de 2020, lo que es motivo para el inicio de la destitución política.
Este martes, los comités que investigan el caso de Ucrania han hecho pública la transcripción del testimonio original de Sondland, en el que afirma que la comparecencia de otros testigos le ha refrescado “la memoria sobre ciertas conversaciones” relativas a Ucrania en las que participó en septiembre. “Ahora recuerdo una conversación el 1 de septiembre en Varsovia con el señor [Andrei] Yermak [un asesor del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski]”, se lee en el punto quinto de la carta de Sondland. El embajador precisó que comunicó a Yermak el mensaje de que la reanudación de la ayuda estadounidense “no ocurriría hasta que Ucrania realizara la declaración política contra la corrupción que se había negociado durante muchas semanas”.
La memoria del empresario hotelero —quien fue premiado con la embajada en calidad de donante de la campaña de Trump— se ha refrescado tras revisar la declaración hecha por Bill Taylor, embajador en funciones para Ucrania, y Tim Morrison, antiguo asesor del presidente para Rusia y asuntos europeos. Sondland explica que asumió que la declaración contra la corrupción debía ser hecha por el propio presidente Zelenski. Sin embargo, el antiguo embajador asegura no recordar cómo llegó a esa conclusión, pero que seguramente fue a través del abogado personal de Trump, Rudolph Giuliani, o Kurt Volker, el entonces enviado especial de Estados Unidos para Ucrania, quien dimitió después de que su nombre apareciera en la denuncia hecha por el informante anónimo sobre las presiones del presidente Trump a su homólogo ucraniano para que investigara a su rival político, Joe Biden.
Junto con Rick Perry, ministro de Energía, Volker y Sondland se hacían llamar “los tres amigos” (en español, en referencia a la película). A excepción de Volker, que fue embajador ante la OTAN entre 2008 y 2009, ninguno de los otros dos tenía experiencia diplomática alguna, pero les unía una relación de mucha confianza con Trump. El pasado mes de mayo, según testimonio en el Congreso de un alto cargo del Departamento de Estado, el jefe de Gabinete de Trump, Mick Mulvaney, explicó en una reunión que la política con Ucrania saldría de los canales oficiales y se coordinaría a través de “los tres amigos”, en una suerte de diplomacia paralela.
Sondland asegura que hoy por hoy sigue sin saber “por qué se suspendió” la entrega de los casi 400 millones de dólares a Ucrania como ayuda militar, pero que comprendió a principios del mes de septiembre, “y ante la falta de explicaciones creíbles sobre la suspensión de ayuda”, que la suspensión de la asistencia se había vinculado a la declaración de la lucha contra la corrupción.
La Casa Blanca ha reaccionado a la publicación de las transcripciones de Sondland y Volker —cuya declaración también se ha hecho pública este martes— a través de su jefa de prensa, Stephanie Grisham. “Ambas transcripciones muestran que hay incluso menos pruebas para esta farsa de impeachment ilegítimo de las que se pensaba”, asegura la portavoz. “El embajador Sondland declara claramente que ‘no sabía (y sigue sin saber) cuándo, por qué o por quién se suspendió la ayuda”, comunica Grisham. “También dice que ‘asume’ que había un nexo a la ayuda, pero que no puede identificar a una fuente sólida para esa presunción”.
La Casa Blanca continúa su comunicado estableciendo que, sin embargo, el testimonio de Volker si confirma que no pudo haber quid pro quo porque el Gobierno ucranio no sabía en ese momento que la ayuda estaba siendo retenida. La nota de la Casa Blanca termina diciendo que da igual el volumen de mentiras que publiquen lo medios de comunicación para cambiar la historia ya que el hecho claro es que “el presidente Trump no ha hecho nada mal”.
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