La Real sudó sangre hasta el último minuto de la última jornada para clasificarse a la siguiente ronda en las dos últimas ediciones de la Europa League y lo hizo como segundo y hoy tiene la opción de sellar el pase en la cuarta jornada. Una muestra del crecimiento y la ambición del club, pero también de que le ha tocado en suerte un grupo más amable. Eso sí, la igualada ante el Sheriff de Tiraspol, que traería el pasaporte, sería como un latigazo en la espalda de un equipo que ambiciona lograr su sexto triunfo consecutivo y seguir de cara para acabar la liguilla como primera, por encima del Manchester United, al que saca tres puntos. Puntuar es llevar la Europa League hasta 2023, dar continuidad al sueño de estar en la final del próximo 31 de mayo en el Puskas Arena de Budapest, Hungría. Pero paso a paso.
El primero es derrotar en Anoeta a un Sheriff de Tiraspol que se reveló respondón en el primer tiempo del partido de la semana pasada en Chisinau, en el que generó buenas ocasiones. En la reanudación, el golazo de Silva y la expulsión de Kyabou allanaron al camino a un triunfo cómodo al final. En todo caso, todo lo que no sea un 12 de 12 a las once de la noche de hoy será decepcionante para esta Real tan arrolladora y armónica.
Los datos dicen que un empate le alcanza a la Real para certificar el pasaporte y para seguir primera, pero también que es uno de los cuatro equipos que ha logrado el pleno de victorias, tres, con el Friburgo, el Saint Gilloise y el Betis. Pero, ojo, porque los txuri urdin sólo han ganado tres de sus últimos 11 encuentros en la Europa League en casa, aunque también dos de los últimos tres. Y no se fían de un Sheriff que ganó fuera tanto la única vez que jugó ante un equipo español (1-2 al Madrid) como en el primer partido de la liguilla (0-3 al Sheriff).
Cambios sí; revolución, no
En lo que a efectivos se refiere, Imanol no ve variar mucho el panorama. Hay un cambio hombre por hombre: Gorosabel entra por Sola. Por lo demás, pierde a Cho, como se esperaba tras caer lesionado ante el Villarreal, y aún no podrá alinear a Barrenetxea, aunque éste se ejercitó ayer con el grupo. Entre los 24 convocados figuran Merino, que jugará el partido sin haber hecho ningún entrenamiento por la tralla que lleva, y cuatro ‘potrillos’: Marrero, Arambarri, Urko y Karrikaburu.
Se esperan cambios, sí, sobre todo en defensa, pero es difícil pensar en una revolución. Es previsible que la defensa cambie casi al completo: Gorosabel entra seguro y Zubeldia, Le Normand y Rico tienen muchas opciones. En el centro del campo, Imanol mantendrá a dos o tres de sus pilares, pero no se descarta la presencia de Guevara y/o Illarramendi y en el ataque el margen de maniobra sigue siendo escaso. Así es que lo normal es que repitan Kubo y Sorloth, aunque no se puede obviar que Karrikaburu persiste como una opción permanente.
El mejor ‘once’
El oriotarra no quiere jugársela, pero es consciente de que sólo tiene dos días y medio tras este duelo antes de la batalla que le planteará en Liga el Celta en Balaídos a la 14 horas del domingo. Será difícil que el que dispute los 90 minutos hoy pueda repetir en Vigo, porque no hay margen y existe un desplazamiento en medio. Y luego llegan el Mallorca el miércoles y el Valladolid el sábado.
El Sheriff, por su parte, llegó ayer a Donostia y se ejercitó en el escenario del encuentro, el flamante Anoeta. El conjunto de Transnistria llega con su centro del campo descompuesto por la ausencia por sanción de dos titulares como Kyabou y Atiemwen y con el propósito de dar la campanada como hace año y medio en el Bernabéu -gesta de la que no sobrevive más que uno- o por lo menos un susto. Clasificarse lo tienen crudo, pero el tercer puesto y seguir en la Conference es un premio muy jugoso.
La Real piensa en réditos deportivos -acabar primeros supone ahorrarse la eliminatoria de febrero de dieciseisavos- y también económicos. Son ya 5,52 millones de euros recaudados y hoy puede obtener 630.000 más por ganar y asegurarse 1,05 añadidos por pasar de ronda, aunque ser primeros todavía reporta un ‘kilo’ más