Gracias a los tres puntos que sumó el sábado en Mendizorrotza, la Real reparte los 47 puntos que tiene a dos jornadas para el final de forma casi equitativa entre los que ha recopilado en Anoeta, 24, y los que se ha traído de los viajes, 23. Una división muy poco habitual en la mayoría de los equipos de Primera que habitúan a fundamentar sus aspiraciones en el rendimiento como local, como demuestra el hecho de que los conjuntos que peor balance presentan en los partidos jugados ante su gente son los ya descendidos Huesca y Rayo o los que pelean por no perder la categoría (Girona, Valladolid o Villarreal) y, por contra, las escuadras más poderosas en sus estadios son las que comandan la clasificación.
Si la Real no rinde cuitas con el descenso e incluso se permite el lujo de, a falta de dos jornadas, sacar la calculadora para comprobar sus posibilidades europeas es gracias que ha competido de forma extraordinaria lejos de Donostia. No es el partido ante el Alavés el mejor exponente, por juego, de un equipo solvente lejos de su estadio, si bien cabría calificar a la Real, viendo el comportamiento de los de Imanol en la capital de Araba, como un visitante demoledor. Un gol, aunque fuera de chiripa, guardar la viña y a dormir.
El conseguido en el campo del Paseo de Cervantes fue el sexto triunfo fuera de casa de la Real en la actual campaña. En este apartado hay que otorgar el mérito que tiene a Asier
Garitano, de cuya mano el equipo se apuntó seis victorias lejos de Anoeta (Villarreal, Huesca, Athletic y Leganés), además del empate que sumó en Leganés. En este sentido, la trayectoria de Imanol ha sido más fiable en casa, si bien también ha gozado del sabor de la victoria en los desplazamientos al Bernabéu y a Mendizorrotza para, junto a las igualadas en Vallecas, Girona, Valladolid y Valencia, completar un bagaje global magnífico como visitante.
A la Real le queda un partido todavía fuera de casa, en Cornellà, que además puede que le haga falta ganar si quiere terminar en séptima posición. Un triunfo en el campo del Espanyol le llevaría a concluir el campeonato con 26 puntos sumados en los viajes y siete victorias en el zurrón. Cifras más que respetables ya que los seis triunfos y los 23 puntos que ya suma el equipo en la actualidad se sitúan a rebufo de algunos de los mejores registros históricos del club fuera de casa. Lejos quedarán los 9 triunfos en los desplazamientos -récord en una temporada de la entidad- conseguidos en la 16/17 con Eusebio o en la 02/03 con Denoueix, que supusieron la clasificación para la Europa League y el subcampeonato y el pase a la Champions respectivamente. A pesar de todo, si la Real es capaz de terminar la Liga con 26 puntos como visitante firmará la sexta mejor marca de su historia.
Los 31 puntos logrados en los subcampeonatos de 1988 y 2003 siguen siendo el mejor registro del club, incluso superando el comportamiento del equipo de la imbatibilidad (28 puntos fuera en la 79/80) y el campeón (22 y 20). A partir de ahí, las más recientes marcas de la 12/13 (29 puntos), que terminó con el equipo en la Champions, o la de la 16/17 (29), última clasificación europea, serían los balances que si bien esta temporada la Real no va a poder superar sirven para dar mucho valor a la gran campaña de los txuri urdin fuera de casa.
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