“Mientras los vencedores inventaban su historia, el Espanyol no inventaba nada. Y se encontró a la sombra de la historia ajena”, reza el periodista Enric González en su libro ‘Una Cuestión de fe’. En el mismo, recoge su visión de lo que significa ser perico, un sentimiento que inevitablemente lleva intrínseco el estar amargamente acostumbrado a que el triunfo te sea esquivo sin que ello consiga hacerte bajar los brazos. Como sucedió ayer en el RCDE Stadium.
Porque algunos de los que han logrado tumbar al siempre combativo Atlético del ‘Cholo’ Simeone este curso lo han hecho protagonizando menos méritos que los firmados por el cuadro blanquiazul. Pero parece que el Espanyol está condenado a seguir sufriendo hasta el final de esta temporada por la incertidumbre de si el curso que viene estará o no en Primera. “Si llega a entrar el trallazo de Víctor Sánchez…” “Si el árbitro llega a pitar el penalti a Wu Lei…” “Si Bernardo hubiese rematado mejor en esa ocasión de gol del último minuto…” Uno tras otro, se escuchaban los lamentos del aficionado perico mientras abandonaba el feudo perico consciente de que al término de esta 26ª jornada su equipo sigue siendo colista y se encuentra 5 puntos por debajo de la zona de salvación. Y resulta comprensiblemente frustrante cuando lo que se ve sobre el verde (desde la llegada de Abelardo Fernández al banquillo) no concuerda ni mucho menos con la situación clasificatoria.
En fin, que una semana más se hablará de que el Espanyol podría ver como esta temporada se pone fin a las 26 consecutivas que acumula en Primera. Porque aunque el conjunto blanquiazul da muestras de querer resucitar, no acaba de hacerlo, y el tiempo para hacerlo se agota. ¿Con esto el que escribe estas líneas quiere decir que el Espanyol está más en Segunda que en Primera? Ni sí, ni no, sino todo lo contrario. A fin de cuentas, el estimarlo así o no es ya ‘una cuestión de fe’, como está titulado el libro de Enric González.
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