Una declaración de amor por cada gol

El beso es una de las expresiones que más pasiones levanta en el mundo. Es un reflejo íntimo que si se desarrolla en público es capaz de despertar reacciones de toda índole. Encoge el alma a la persona que lo recibe, emociona o causa estragos a la que lo mira desde la distancia, dependiendo del caso. También existe la variante de besar algo, no a alguien. Mikel
Oyarzabal ha creado un gesto icónico en los últimos derbis.

El 28 de abril de 2018, la estrella de la Real conoció el sentimiento de marcar un gol al Athletic en Primera División. Un momento que había experimentado en las categorías inferiores y que alcanzó el rango de éxtasis cuando batió a Kepa
Arrizabalaga en Anoeta. Januzaj conectó con el eibarrés y Oyarzabal definió al primer toque, a ras de césped. Su carrera hacia las extintas pistas de atletismo estuvo acompañada de un beso al escudo. Nacía una celebración simbólica.

El 5 de octubre de 2018, Oyarzabal fue el líder de la enternecedora Real que ganó 1-3 en San Mamés con nueve canteranos. El ‘10’ txuri urdin marcó dos penaltis que festejó de la misma manera. Un agarrón a su propia pechera y escudo a las comisuras. Al ser en Bilbao, la grada del Athletic se lo tomó como un gesto desafiante y San Mamés enfureció. Dos veces.

El 2 de febrero de 2019, Oyarzabal regateó a Herrerín, marcó a puerta vacía y cautivó a Anoeta con su cuarto beso al anagrama de la Real. Todos sus goles al Athletic se han traducido en victorias. Nochevieja es un buen día para escribir otra declaración de amor.


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