Esta semana ha trascendido públicamente la dimisión de
María Tato
como directiva del Athletic y su posterior nombramiento como directora de Fútbol Femenino de la Federación Española de Fútbol
. Otro debate más, por si hubiera pocos, en el entorno rojiblanco. Opiniones, cómo no, para todos los gustos.
El club rojiblanco argumentó la dimisión de su ya exdirectiva en “motivos profesionales”. Luego, horas más tarde, se supo su nuevo destino.
Aitor Elizegi
y su junta, en cualquier caso, dieron el OK.
No recuerdo en los años que llevo siguiendo la actualidad rojiblanca un caso similar. Un directivo que deje su cargo en el club en pleno mandato para pasar a ocupar un puesto de relevancia en una entidad de fuera de Bizkaia relacionada con el propio fútbol. Una decisión respetable desde un punto de vista profesional, pero éticamente discutible.
Más allá de cuestiones de índole moral, lo cierto es que el Athletic lleva unos cuantos años trabajando bien en pro del fútbol femenino, dando pasos firmes hacia la profesionalización. La cuestión no se reduce a promover ‘partidos del récord’ saltándose todo o casi todo lo que haya que saltarse; sino incidir en el día a día y luchar a contracorriente. El equipo por encima de la individualidad. Elizegi se queda con una directiva menos.
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