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Una espectacular persecución de un helicóptero a una lancha acaba en mitad de una playa de La Línea


Lanchas semirrígidas en un depósito judicial gaditano. JUAN CARLOS TOROAl filo del alba, la intensa noche de movimiento en el Estrecho ha terminado mal para dos supuestos narcos. Dos de los cuatro ocupantes de una narcolancha han fallecido al chocar con una patrullera gibraltareña que la perseguía a toda velocidad. Los dos muertos son dos varones de nacionalidad española residentes en Ceuta, según ha confirmado este domingo la Policía Real de Gibraltar (RGP). Además, los otros dos tripulantes de la semirrígida —otro español y un portugués— han resultado heridos y están ahora detenidos.La lancha, una semirrígida de 14 metros de eslora propulsada por cuatro potentes motores fueraborda de 300 caballos, se encontraba esta pasada madrugada en las inmediaciones de la cara de levante del Peñón cuando la embarcación de la policía gibraltareña la detectó y sospechó que apoyase “la actividad de tráfico de drogas ilícitas”. Comenzó entonces una “persecución a alta velocidad” entre la policía y los supuestos narcos en dirección a Marruecos. “Como el gato y el ratón”, ha explicado un agente español de la zona conocedor del suceso.El seguimiento terminó de forma abrupta cuando ambas lanchas colisionaron a alta velocidad en una maniobra de la que tampoco ha aportado más detalles la RGP. Fruto del violento golpe, dos de los ocupantes, españoles de origen marroquí, han fallecido. Otro varón de nacionalidad española y un cuarto portugués han tenido que ser trasladados al hospital de San Bernardo de Gibraltar por las heridas que presentaban. Posteriormente han acabado detenidos, acusados de delitos relacionados con la navegación peligrosa, la importación prohibida y la obstrucción de la policía, según ha explicado la RGP en dos comunicados.Gibraltar ha nombrado a un oficial superior para dirigir la investigación. Además, la policía del Peñón ha informado al forense y ha comenzado la tarea de contactar con las familias de los fallecidos. Por ahora, la policía gibraltareña no ha informado si la narcolancha, cuyo uso está prohibido tanto por las autoridades de la Roca como por las españolas, viajaba cargada de hachís o no. “Lo normal es que estuviesen vacíos. Quizás hayan estado cargados hasta las trancas esperando a desembarcar. Una vez lo han hecho, han querido volver y han tropezado en Gibraltar”, apunta el mismo agente campogibraltareño acostumbrado a este tipo de persecuciones.Huida frustradaLa localización del suceso hace sospechar a este investigador que la semirrígida navegaba “orillando”, en paralelo a la costa para que así su eco se confundiese con las olas en los equipos del Sistema de Vigilancia Exterior (SIVE) que las fuerzas de seguridad española mantienen activos. Eso obliga a las narcolanchas, antes de corregir el rumbo, a desembocar en la cara de levante del Peñón, una zona que suele estar vigilada de forma habitual por la RGP. “Los han trincado de lleno. La única escapatoria es abrir motores y salir por Punta Europa hacia Marruecos a mar abierto”, explica el agente.La muerte de estos dos supuestos traficantes se suma a otra que se produjo a primeros de octubre y en la que también se vio envuelta la policía de Gibraltar. En aquella ocasión, la persecución fue entre la lancha policial y otras que estaban intentando alijar tabaco. Un accidente que provocó el fallecimiento de Alfredo Morodo, un supuesto traficante de tabaco de La Línea de la Concepción. El suceso desembocó en revueltas en la costa en las que la Policía Nacional española tuvo que disparar al aire, incluso, para zafarse de vecinos vinculados a los traficantes.La combinación de potentes motores fueraborda con lanchas semirrígidas especialmente diseñadas para alcanzar mucha velocidad, sin apenas medidas de seguridad, hace de las narcolanchas peligrosas embarcaciones en el mar. Pueden alcanzar entre los 120 y los 140 kilómetros por hora. Eso, sumado a las temerarias maniobras evasivas de los pilotos para intentar zafarse de la policía, ha provocado diversos accidentes en los que los supuestos narcos suelen ser los peor parados.


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