El de ayer fue un día para recordar. Tras dos años en los que la afición no podía llenar las gradas del Circuit para ver la F1 (en 2021 solo 1.000 afortunados pudieron estar en la grada principal por el Covid-19), el de ayer fue mucho más que un día de carreras. Fue una jornada de liberación, de celebración, de alegría, y más que nunca, para los aficionados que llenaron las gradas, fue un retorno, ahora sí, a la normalidad. 121.667 almas llenaron la pista catalana de pasión por la F1 dejando un mensaje clarísimo y contundente: el del ‘Gran Circo’ vuelve a ser un fenómeno de masas. Nada de minoritario.
En años anteriores, con españoles lejos de los triunfos y un claro dominio de Hamilton y Mercedes, parecía que la llama de la F1 estaba apagada. Solo los más locos (en el buen sentido) de la F1 acudían un viernes de Gran Premio. Y este año, la grada principal se llenó con más de 54.000 espectadores ya desde el primer día. Solo un avance de lo que estaba por venir. Ese número fue en aumento en los dos días posteriores hasta llegar a lo vivido ayer.
No sé cómo describirlo. Es una sensación única para todos los que se dedican a este deporte, y los que dedican su vida a contarlo, el ver que la F 1 forma parte otra vez de la vida de la gente. Hace unos años, el que escribe estas líneas disponía de entradas para regalar, pero en su lista de Whatsapp sufría para encontrar quién las quisiera. En cambio, este año recibí muchos mensajes de “¿Tienes una entrada?”. “Están agotadas”, respondía con satisfacción. Y el recuerdo de los años dorados de Alonso con Renault y Ferrari, con cifras récord en las gradas (140.700 en 2007, pero con otra configuración de gradas), era pasado lleno de nostalgia.
Nadie imaginaba que en 2022 aquello volvería a suceder. Y lo mejor todavía: con un incremento espectacular de interés del público español y de, sobre todo, los más jóvenes.
La grada ‘55’
Los jóvenes vuelven a vivir la F1 como el mayor espectáculo del mundo gracias a la serie de Netflix, la gran temporada pasada y su afición por talentos cercanos a su edad. Pero el punto clave está en que otro español vuelve a estar peleando arriba. La ilusión por ver a Sainz en Ferrari fue enorme. Lo demostró vendiendo las 3.000 entradas de su grada en dos horas meses antes del GP. Y ahí se acercó antes de la carrera el madrileño en la ‘Drivers Parade’.
“¡Sí se puede! ¡Sí se puede!”, chillaba la afición mientras el piloto levantaba los brazos para recoger su cariño, lanzando camisetas y prometiendo que lo daría todo por ellos. Lo tenía complicado saliendo tercero, pero quería intentarlo.
Los pilotos alucinaban. Desde las 8 de la mañana ya había colas para entrar en la pista y pese al calor (37 grados), su ánimo era enorme. “Es increíble. Faltan dos horas y ya lo están dando todo. Espero ofrecerles un buen espectáculo”, dijo Russell. “Sin duda tienen a dos grandes pilotos pero me siento como en casa por todo el poyo que me han dado este fin de semana”, agradecía Pérez. “Es increíble ver cómo están hoy las gradas, con tanto color, tan apasionadas con la carrera y tan entusiastas. Carlos empieza tercero con opciones de ganar y de podio. Y yo, saliendo último solo puede ir a mejor. Vamos a darlo todo y ojalá podamos darle una alegría a toda esta gente”, decía Alonso.
Volvieron los abrazos al paddock, los invitados e innumerables VIPS: Pedri, Agüero, Courtois, Riqui Puig e Ibai, entre otros, que se suman a los vistos en los últimos días, como Federer, Aubameyang, Memphis, Dembelé, Umtiti, Sergi Roberto, Rins, etc. Solo faltó la libertad que había antes para entrar a los hospitalities. Lo de ayer fue F1 en estado puro, la confirmación oficial del regreso de la máxima pasión por este deporte. Faltó Sainz celebrando el triunfo. Llegará.