El Senado se prepara para elegir un tercer ministro de la Suprema Corte de Justicia en menos de un año de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Otra mujer, la segunda desde diciembre de 2018, se integrará al tribunal constitucional, que vivió en octubre pasado una profunda crisis tras la renuncia de uno de sus 11 ministros. La Consejería Jurídica de Presidencia ha elaborado una terna compuesta por tres abogadas para ocupar la vacante que dejó la polémica salida de Eduardo Medina Mora, quien dimitió acusado de lavado de dinero por las autoridades cuando aún tenía por ejercer 11 de los 15 años para los que fue elegido. La elección en los próximos días de la nueva magistrada profundizará la transformación del poder judicial en los tiempos de Gobierno del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
López Obrador ha confirmado la mañana de este viernes los nombres de las mujeres cuyos perfiles serán estudiados por la Cámara alta. La terna está compuesta por una académica y dos funcionarias del Gobierno: Ana Laura Magaloni, Margarita Ríos Farjat y Diana Álvarez Maury. Los senadores deben elegir entre ellas y conseguir una mayoría calificada para completar un tribunal cuya independencia ha sido cuestionada recientemente y que en las próximas semanas deberá posicionarse en temas fundamentales como el de la Ley Bonilla, como se le conoce a la norma a modo que Jaime Bonilla, gobernante de Baja California, de Morena, instrumentó para ampliar su mandato de dos a cinco años.
La ministra elegida se integrará a la segunda sala, que suele revisar casos administrativos y laborales. Algunos especialistas consideran que esto beneficia al perfil de Ríos Farjat, quien hoy dirige el Servicio de Administración Tributaria y es experta en derecho fiscal. La funcionaria de 46 años, que encabeza el organismo encargado del cobro de impuestos, trabajó tres años en el poder judicial, de 1996 a 1999. Tiene experiencia como litigante y su trayectoria tiene un punto poco común. Entre sus logros cuenta con un premio de poesía y otro de literatura universitaria. Es autora del poemario Cómo usar los ojos. La funcionaria es amiga de José Ramón Cossío, un exministro que abandonó la Corte en noviembre de 2018.
Álvarez Maury también es funcionaria del Gobierno de López Obrador. Es actualmente subsecretaria de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos religiosos en la Secretaría de Gobernación (Interior). Es una de las subordinadas de la secretaria Olga Sánchez Cordero, una notaria que tuvo un destacado paso de dos décadas, hasta 2015, en la Suprema Corte gracias a su perfil progresista. Álvarez Maury es egresada del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), una universidad privada que ha sido criticada por el presidente por ser una de las instituciones formadoras de los cuadros tecnócratas. La abogada fue asesora jurídica del Instituto Nacional Electoral entre 1998 y 2005 y después se dedicó a la academia en la Universidad de las Américas en Ciudad de México, donde estuvo una década a cargo de la materia de Derecho Constitucional y Teoría del Estado, entre otras.
A este perfil académico también se suma el de Ana Laura Magaloni, quizá una de las especialistas en Derecho Constitucional más reconocidas de México. Fundó la División de Estudios Jurídicos del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), una reputada universidad pública de Ciudad de México. También egresada del ITAM, la profesora e investigadora tiene un doctorado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y ha tenido temporadas como académica visitante en Harvard y Berkley, en California. Magaloni lleva más de 20 años teorizando sobre instituciones de justicia y persecución, además de ser especialista en la Suprema Corte, la institución a la que ahora pretende sumarse. Recientemente, Magaloni había formado parte del equipo de transición de Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de Ciudad de México, y había auxiliado a la gobernante de Morena a preparar el cambio de la Procuraduría a una Fiscalía autónoma para la capital del país.
El último ministro que llegó directamente de la academia a la Corte fue, precisamente, José Ramón Cossío en 2003. La terna ha sido bien recibida en momentos en que la independencia del poder judicial ha sido puesta en duda y donde se observa con atención la relación entre el Gobierno de Morena y el Supremo. La elegida se sumará a Norma Piña y Yasmín Esquivel, quien fue avalada por la mayoría de Morena en marzo de este año a pesar de ser esposa de un contratista de la Administración de López Obrador. Será la primera vez, desde la reforma de 1994, en que el máximo tribunal mexicano tenga tres mujeres. El tiempo de la Corte, más allá de la igualdad, es de recuperar su credibilidad después del escándalo que provocó la huida de Medina Mora.
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