El Eibar rozó con la yema de los dedos la remontada ante el Real Madrid. La mereció por momentos. Se rehizo del abrumador inicio blanco, recortó distancias con el golazo de Kike García y tuteó al campeón de Liga. El partido estaba en el aire, pero entonces…
Ya en frío, pasadas las horas, en Eibar seguían preguntándose cómo era posible que el VAR no interviniese en la mano de Sergio
Ramos en el área. Corría el minuto 82 cuando una dejada de Muto de cabeza para que Kike fusilase en boca de gol fue interceptada con el codo por el capitán del Madrid. No la pitó Munuera
Montero en el campo y en la sala VOR, Cuadra
Fernández decidió no intervenir pese a que las imágenes hablaban por sí solas.
A pie de campo, los armeros optaron por guardar las formas. “A mí me parece penalti y a Sergio
Ramos también, que lo ha comentado con varios jugadores nuestros”, desveló el capitán de la nave, José
Luis
Mendilibar. El de Zaldibar también puso el foco en cómo los encargadas de impartir justicia se habían deshecho de la patata caliente. “Otras veces suelen estar dos o tres minutos mirando la jugada en cámara lenta y desde diferentes ángulos. Hoy, en 20 segundos, lo han decidido”. Correcto a la par que directo, antes de rematar, sin renunciar a la ironía: “Lo han visto muy claro”.
La teoría que defiende que la posición del codo de Ramos es natural no convence ni en Eibar ni en gran parte de la geografía futbolística, que ha sufrido penaltis por manos mucho menos evidentes desde que el VAR llegó para quedarse en el mundo del fútbol. La sorpresa corrió como la pólvora. Quizás el que expresó con mayores dosis de humor su asombro fue el lateral derecho del Huesca Pablo
Maffeo, que publicó en su perfil de ‘Twitter’: “Joder y a mí me las pitan todas”, un mensaje que acompañó con tres emoticonos, uno de ellos de una televisión, en clara referencia al VAR.
Del 2-2, al 1-3
Sin ir más lejos, el día anterior, se había señalado un penalti en contra del Valladolid en el Sánchez Pizjuán por una mano muy similar o incluso menos evidente. En Ipurua, ni el colegiado la vio ni el VAR consideró necesario intervenir, por lo que una jugada que muy probablemente hubiese supuesto el 2-2 se fue al limbo. Minutos después, Lucas
Vázquez sentenció con el 1-3.
La desazón que siempre acompaña a la de injusticia se entremezcla con al sensación de que el Eibar ha dado pasos firmes en los últimos encuentros. Su juego evoluciona y el equipo muestra cada vez más el ADN que le permite disputar su séptima temporada en la elite. Tras vencer 0-2 al Betis y empatar sin goles ante el Valencia, el Eibar afrontaba dos duelos de altura que ha solventado con un punto pero con una nota alta en términos de juego.
Dominó a la Real en la segunda parte en Anoeta y dio la cara ante el Madrid. Muerde, ataca con convicción y ha encontrado en Bryan
Gil una pieza diferencial. “Los jugadores creen en lo que hacemos y esperamos que siga siendo así, aunque habrá que ganar para ello”. Palabra de Mendilibar.
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