La Real está firmando un inicio de temporada que permite alimentar los sueños más ambiciosos de sus aficionados. Tras cosechar sendos empates en las dos primeras jornadas, tres victorias en las cuatro últimas le han encaramado al liderato de la clasificación de Primera División, compartido con el Villarreal. Hace tres años que la escuadra txuri urdin no oteaba la tabla desde lo más alto, entonces también compartiendo el primer puesto con Barcelona y Leganés en la jornada 2 de la 17/18. Para verle liderando el campeonato en solitario hay que remontarse a mayo de 2003 cuando a falta de dos partidos era primera con un punto de ventaja sobre el Real Madrid, que le acabaría quitando la Liga.
Es evidente que la primera posición cuando sólo se han jugado seis partidos es una anécdota. Máxime cuando hay rivales como el Real Madrid, el Getafe o el Granada que tienen un partido menos y otros, incluso, con dos encuentros menos como el Barcelona o el Atlético. Lo que no son intrascendentes son las sensaciones que empieza a emitir el equipo, que de alguna manera comienza a recordar a algunas de las más brillantes fases de la pasada campaña, en las que encandiló con su juego al planeta fútbol hasta que la crisis sanitaria lo detuvo.
Toda vez que de las sensaciones no se alimenta ningún equipo de fútbol, el verdadero acento hay que ponerlo en el balance matemático de estas seis primeras jornadas. También notable. 11 puntos que ya están a buen recaudo y que suponen casi un 20% de los 56 con los que, sin ir más lejos, la Real se clasificó para la Europa League la pasada temporada. La Real roza la media inglesa (dos puntos por partido) cuando se han jugado seis jornadas, lo que le proyectaría a un final de temporada con 19 triunfos (57 puntos), bordeando los 70 puntos que, sin duda, le permitiría pelear por los puestos de Champios League.
Manda en las dos áreas
Dueña de un arsenal ofensivo al alcance de pocos equipos de la Liga -nadie ha marcado más-, la Real ha añadido a su repertorio, al menos hasta ahora, un rendimiento defensivo casi perfecto -dos goles encajados y cuatro puertas a cero- que le convierten en este momento en un equipo sin apenas fisuras. Extender este comportamiento en el tiempo es el gran reto de este colectivo, misión en la que debe jugar un papel decisivo la profundidad de la plantilla. La Real jugará cada tres o cuatro días hasta final de año, empezando por este jueves en Rijeka, con la complicada tarea de compaginar una buena campaña europea sin que el nivel se resienta en el torneo de la regularidad.
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