Una residencia gaditana registra 22 fallecidos por covid en un brote con 103 infectados

Los bomberos desinfectan las residencia del Novo Sancti Petri, de Chiclana de la Frontera
Los bomberos desinfectan las residencia del Novo Sancti Petri, de Chiclana de la Frontera

Jesús Tocino llegó a creer que su padre y su madre podían llegar a ser centenarios. En sus 99 y 94 años, respectivamente, José y Adela llevaban ya mucho vivido: una guerra y su postguerra, la muerte de dos de sus cuatro hijos y una pandemia mundial. El pasado 8 de enero fueron protagonistas de otro hito histórico, acababan de recibir la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus. La inmunización estaba cerca y Tocino no podía estar más feliz. 18 días después Tocino enterraba a su padre apenas dos días después del fallecimiento de su madre. El matrimonio forma parte la lista negra de 22 muertos que ya suma un brote en una residencia de Chiclana de la Frontera (Cádiz). “El virus ha sido más fuerte”, tercia ahora Tocino resignado.

El centro Novo Sancti Petri —privado, gestionado por CK Senior Gestión y con plazas concertadas con la Junta de Andalucía— había conseguido esquivar a la covid hasta ahora. Se libró de las dos primeras olas de contagios y ha llegado a la tercera con la primera dosis de la vacuna puesta. Sin embargo, ahora sí se ha visto afectada por un brote que, en las últimas dos semanas, ya suma 103 infectados. De ellos, 24 son trabajadores y 79 son residentes, donde se localizan los 22 fallecidos, según datos oficiales de la Delegación Provincial de Salud de la Junta de Andalucía. El Servicio Andaluz de Salud medicalizó la residencia el pasado 23 de enero y, hasta que remita el brote, ha paralizado la inoculación de la segunda dosis de la vacuna, según el protocolo recomendado por el Ministerio de Sanidad, según apunta la misma fuente.

María Jesús Butrón no oculta que se quedó “en shock” cuando el pasado 18 de enero el centro le informó del brote en que está afectada su madre, enferma de Alzheimer. “No nos lo podíamos creer, después de pasar todo este tiempo sin apenas incidencia…”, apunta la chiclanera. El caso de su madre es la otra cara de la moneda de lo que le ha tocado vivir a Tocino. Su progenitora ha sufrido más la soledad del aislamiento que el virus en sí. “Dejó de comer y la trasladaron a una sala con más personas para ponerle un gotero. Apenas ha tenido síntomas. Ya está mejor y ayer [por este martes] le hicieron la prueba PCR para saber si ya lo ha superado”, explica la hija.

Butrón resalta los férreos protocolos del centro: “Desde hace meses la vemos a través de un cristal que da a un jardín. En Nochebuena nos llevamos panderetas y le cantamos desde ahí. La residencia ha hecho lo que tenía que hacer”. Tocino abunda en la misma idea: “No podíamos entrar desde el verano y cuando lo hacíamos era con muchas medidas”. En ambos casos, los hijos aseguran que han recibido información diaria y constante de los médicos del centro: “El trato ha sido exquisito”. En el caso de Butrón y sus hermanos, hasta han podido hacer videollamadas con su madre. En una de esas comunicaciones, explica que la médico le explicó que el brote podía deberse “a la variante británica”. La Delegación de Salud asegura no tener constancia oficial de esa información. El centro ha denegado hacer declaraciones a preguntas de EL PAÍS.

Guerra de cifras

El brote de la residencia chiclanera no ha estado exento de polémica, después de que el alcalde de la localidad, José María Román (PSOE), haya denunciado que la Junta ha mantenido “escondidos” los fallecimientos en la residencia. “En Chiclana, todos lo sabíamos”, abunda. Butrón tuvo constancia de la primera muerte el 21 de enero, apenas tres días de que falleciese la madre de Tocino. Y la hija reconoce que le extrañó que no se informase de los fallecidos en el brote de la residencia de su familiar. No ha sido hasta este lunes cuando Diario de Cádiz apuntó los 16 fallecidos, una cifra que, al día siguiente, creció hasta los 22. Desde la delegación alejan los fantasmas y explican que informaron en su momento de la medicalización del centro y que los muertos tardan en aparecer ya que se tienen que confirmar por el Sistema Integrado de Alertas. “Tiene que estar contrastado y eso lleva tiempo”, apuntan desde la misma institución.

Los 22 muertos en la residencia del Novo engrosan buena parte de los 32 fallecidos por coronavirus registrados por la Consejería de Salud y Familias en Chiclana de la Frontera (85.150 habitantes) desde el inicio de la pandemia. Aunque no es habitual, fuentes de la Delegación matizan que algunos de los ancianos del centro pueden figurar en estadísticas de fallecidos en las localidades en las que residían antes de entrar en la residencia. En estos momentos, Chiclana acumula una tasa de incidencia de 953,6 casos por cada 100.000 habitantes y 812 casos positivos en los últimos 14 días.

Pero, al igual que con los muertos de la residencia, el alcalde recela de estos datos que mantienen a su localidad confinada y a punto de acabar con un cierre de toda la actividad no esencial (si llegase a una tasa de 1.000). Román asegura que existe una “incoherencia” entre los datos oficiales y lo que a ellos les llega como Ayuntamiento. Es una situación muy embarazosa. “Creo que hay una voluntad política en números y muertos y me planteo si esto puede desembocar en una denuncia judicial”, ha llegado a aseverar el alcalde. Desde la Junta, han rechazado contestar a estas acusaciones y se han limitado a recordar que “la delegada provincial de Salud y Familias, Isabel Paredes, ha estado en contacto constante con el Ayuntamiento”.

Al margen de la polémica, Jesús Tocino prefiere quedarse con el recuerdo amable de sus padres. Hace apenas una semana que los enterró y opta por aferrarse a lo vivido. Como esa bodega familiar que su padre heredó de su bisabuela y por la que él, el más pequeño de los cuatro hermanos, se acabó haciendo venenciador. O cómo su madre conoció a su padre, cuando era ton solo una adolescente de 15 años que jugaba a las canicas en el centro de Chiclana. Las mismas calles en las que les inmortalizaron en foto en su paseo diario, hace apenas dos años. “Ese era su día a día. Te paso la foto para que los veas, por si la puedes publicar”, zanja Tocino, a modo de petición. Es la misma instantánea que acompaña estas líneas.

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