Una ruta en chanclas y bañador por los parques acuáticos abandonados de la península


La actriz y arquitecta Leonor Martín pasó parte del pasado verano como lo harían muchos turistas: toalla al hombro, paseando en chanclas entre toboganes y piscinas de parques acuáticos. La diferencia con cualquier otro turista es que ella era la única visitante paseando en bañador por esos parques. En 2020, Martín se embarcó junto a otros dos arquitectos, Aida Navarro y Alejandro Sánchez, en Fin de temporada, un proyecto artístico que les ha llevado, por el momento, a visitar 12 parques acuáticos abandonados de la península.

Los vídeos y fotografías que los tres arquitectos han tomado en su ruta por parques acuáticos abandonados pueden verse hasta el 16 de abril en la exposición colectiva Ayudas Injuve Artes Visuales, inaugurada el 28 de enero en la madrileña Sala Amadís. En ella, los viajes de estos jóvenes por España y Portugal se han concentrado en un panel en el que se intercalan decenas de fotografías de los parques acuáticos con textos, que hablan sobre la sostenibilidad de estos parques, su modelo económico… “Aparte de visitarlos, queríamos documentar cómo habían llegado a esa situación”, explica a Verne por teléfono Aida Navarro, creadora del proyecto.

Frente al panel de fotografías de la exposición, una pantalla emite en bucle un vídeo grabado en los diferentes parques abandonados. En él puede verse a Leonor Martín (que interpretaba a Cova en Física o Química y, actualmente, a Dori en Acacias 38) actuando en los parques abandonados de la misma manera que lo haría en uno abierto: ilusionada a punto de lanzarse por un tobogán, sentándose en el borde de una piscina con los pies dentro, intentando refrescarse en las duchas, sentada en los toboganes… Todo a pesar de que, a su alrededor, no haya ni una gota de agua. Solo hierbajos secos. Al final del vídeo, la protagonista acaba bañándose en el mar. “Queríamos mostrar algo que pudimos ver nosotros, y que también nos contaron los expertos a los que entrevistamos, y es que muchos de estos parques han sido construidos al lado de entornos naturales donde ya hay agua”, cuenta por teléfono Martín. “¿Por qué estamos construyendo infraestructuras que replican fenómenos naturales, como las olas, justo al lado de la costa?”.

El nacimiento de la ruta

Los tres arquitectos han viajado, por el momento, a 12 parques acuáticos, aunque la ruta todavía no ha terminado. “Tenemos localizados 36, de momento, y seguiremos visitándolos cuando la pandemia lo permita”, explica Navarro. Este proyecto surgió, según esta valenciana de 31 años afincada en Madrid, de su interés por el urbex, una actividad que consiste en visitar espacios urbanos abandonados. “Llevo desde adolescente yendo a sitios abandonados como hobbie”, cuenta. “El interés por los parques acuáticos surgió porque me llamaban mucho la atención, son estructuras que cuestan muchísimo dinero y cuando descubrí que había decenas abandonados en la península, donde tampoco sobra el agua precisamente, me pareció una locura”.

Navarro comenzó a buscar parques acuáticos abandonados por afición, valiéndose de información y fotografías que encontraba por internet y las vistas aéreas de servicios como Google Earth. “Cuando vi que había tantos pensé que se podía hacer algo con ellos, y cuando salieron las becas de artes visuales del Injuve [Instituto de la Juventud] presentamos un proyecto, nos la dieron y empezamos a planear el proyecto seriamente”.

La arquitecta bromea con que el trabajo de visitar parques acuáticos abandonados se parece bastante a la definición de arqueología que hace Indiana Jones en La última cruzada, donde afirma que su trabajo es “un 70% de biblioteca”. “En muchos foros o comunidades de urbex habían publicado fotos de parques acuáticos abandonados, pero una de las normas del urbex es que, para preservar los edificios y la seguridad, nunca se da la ubicación”, explica. “Así que la primera parte del trabajo fue buscar pistas sobre las ubicaciones: si había un cartel en catalán en una foto, por ejemplo, podía adivinar que el parque estaba en Cataluña y rastrearlo Google Earth, e incluso he consultado a expertos en algunos tipos de árboles [que aparecían en fotos de parques acuáticos abandonados] para saber en qué zonas podían encontrarse”.

Empieza el viaje

Aunque el plan original de los autores era visitar todos los parques en 2020, la pandemia y las restricciones de movilidad hicieron, según Navarro, que el proyecto se congelara durante unos meses. “Visitamos primero los tres parques que localizamos en la Comunidad de Madrid, a los que fuimos dos veces, una antes de la pandemia, sin cámaras ni equipo, y otra en verano”, cuenta. “Después, en agosto, nos cogimos una semana libre en el trabajo para poder empezar con los del norte de España”.

En los 12 parques visitados, Navarro y Martín afirman haberse encontrado “de todo”. “Cada una es una aventura, yo llevaba en la mochila desde una linterna a una cuerda de escalada”, explica Navarro. “En los parques hemos encontrado a gente viviendo que nos ha pedido dinero para entrar, otro se había convertido en el sitio para pasear las cabras de un pastor… e incluso en uno nos encontramos al dueño, que se encargaba de vigilar el lugar”, asegura. Junto a los tres artífices del proyecto viajaron dos amigos, Alejandra Rosales y Rafael Díaz, que les ayudaron en las tareas de producción.

Leonor Martín, cuenta que el primer parque abandonado que intentaron visitar resultó un fiasco: se trataba del parque acuático de San Fernando de Henares, que Navarro visitó antes de la pandemia y que, cuando volvió con todo el equipo en verano, ya había sido desmantelado. “Fue muy impactante también esa imagen, comprobar cómo habían rellenado con tierra los vasos de las piscinas, que todavía estaba blanda, cómo habían quitado todos los toboganes… Mi sensación fue de sorpresa al ver esas heridas que habían quedado sobre el terreno: se intuía perfectamente dónde habían estado los toboganes, las piscinas…”, explica.

El primero que Martín, de 31 años, vio tal y como había sido en sus años abiertos estaba en el norte de la península. “Ver cómo algo que debió ser lúdico, con una especie de castillo medieval rodeado de toboganes y naturaleza, estaba absolutamente vacío, con agua estancada y totalmente en silencio, me provocó una sensación de absurdez y tristeza”, cuenta.

El magnetismo del abandono

Al igual que ocurre en las exploraciones de urbex, ni Martín ni Navarro han querido revelar la ubicación exacta de los parques visitados, tanto para asegurar su conservación –”una de nuestras premisas es no alterar nada de lo que encontramos”, cuenta Navarro– como por la peligrosidad de los mismos. “Hay muchos que llevan años cerrados y pueden ser peligrosos, nosotros hemos sido muy prudentes y si, por ejemplo, hemos visto que el acceso era muy complicado e implicaba riesgos, hemos grabado desde fuera”, explica. De los 12 visitados hasta el momento, tres están en la Comunidad de Madrid, uno en la zona norte de la península, seis en Portugal, uno en Extremadura y otro en la parte oeste de Andalucía.

Navarro pone como ejemplo lo ocurrido con el parque abandonado de Aranjuez, convertido desde hace años en el protagonista de decenas de vídeos de YouTube. “YouTube ha convertido el urbex en un deporte de masas, como en el parque acuático de Aranjuez, que siempre que he ido me he encontrado gente: haciendo fotos, patinando, madres con niños que han ido porque han visto a youtubers entrar…”, cuenta. Tras la publicación en 2019 de un reportaje en Abc que contaba cómo grupos de adolescentes se colaban en el parque para tirarse de los toboganes más altos, que llevaban más de una década abandonados, el propietario del parque anunció su desmantelamiento.

¿Por qué algo que lleva años abandonado sigue atrayendo a gente? Leonor Martín considera que “la ruina despierta muchísimo la imaginación, y nos hace preguntarnos muchísimas cosas: qué ha pasado aquí, quién ha pasado por aquí, por qué se habrá abandonado, quién es el dueño… Todos interrogantes nos enganchan, igual que nos enganchamos a una serie o una película”. En el caso concreto de los parques acuáticos, la actriz sostiene que “nos evoca momentos bonitos de nuestra vida, como es la infancia o la adolescencia, y al tiempo que te traslada a esos momentos… ves que eso que te hacía tan feliz no ha funcionado”.

A continuación, puedes ver más imágenes tomadas por Navarro, Martín y Sánchez en sus visitas a parques acuáticos abandonados:

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