Es lo que vimos el pasado domingo, futbol en estado puro y ADN Athletic. Velocidad , agresividad y sobre todo verticalidad. El balón iba de un lado para el otro con criterio, sentido e intencionalidad.
Es lo que le pedimos a este equipo siempre y lo que creemos nos pueda dar. No se exigen taconazos ni cosas de esas. El público de San
Mamés es feliz con ritmo, llegada y, sobre todo sacrificio. Es en definitiva lo que siempre ha definido a un equipo que, con sus virtudes y defectos, siempre ha vivido de sus señas de identidad. Las características propias son el mayor tesoro que uno puede tener y para los leones este asunto es innegociable.
Ante el Celta vimos la mejor versión de
Beñat
que compartió lugar en el campo junto a
Dani
García
. El grupo lo agradeció y la velocidad en la ejecución fue muy distinta a la de partidos precedentes. Está claro que la frase “dime que medio centro tienes y te diré a que juegas” es el mayor acierto en esto del balompié que recuerdo. Si eres previsible los rivales no sufren.Esta fue una de las claves del otro día: el rival se quedó sorprendido con la puesta en escena de los rojiblancos. Esta vez si salieron enchufados.
Veníamos de dos partidos ante Alavés y Valladolid en los que los primeros 30 minutos habían sido nefastos y esto te penaliza. Regalos en Olentzero, cumpleaños y fiestas especiales. Más sabiendo que el curso arrancó con un hándicap de 14 partidos en los que todo salió mal tras una propuesta alejada del ideario Athletic. Ha habido que remar mucho para depender de sí mismo en un último partido que puede suponer el broche a una Liga que de acabar en Europa sería un éxito rotundo.
Ante los de
Caparrós
, el Athletic debe disfrutar y pensar en todo lo sufrido. Es una final, pero bendita final. El césped del Pizjuán debe servir a los leones para certificar todo lo bueno hecho y encontrar un merecido premio. Nadie más que ellos lo han peleado, lo han llevado a cuestas. Dónde estaban en diciembre y dónde están ahora. La justicia futbolística debe existir y premiarles.
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