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Unai Simón, el último de una estirpe de lujo

La portería son palabras mayores en el Athletic. Algo más que una tradición, casi una religión, fraguada por una serie de leyendas que han marcado la historia del club bilbaíno. Desde Blasco a Zubizarreta, pasando por Lezama, Carmelo
Cedrún e Iribar. Nombres con mayúsculas que crearon el mito del portero del Athletic, un orgullo para los aficionados rojiblancos, pero también un listón muy exigente para los encargados de defender la portería del equipo de San
Mamés durante las últimas décadas.

Ahora, el elegido para prolongar la saga es un Unai
Simón que ha confirmado en su segunda temporada en el Athletic todo lo que había apuntado en la primera. su potencial está claro y la directiva no ha dudado en conseguir la continuidad del de Murgia durante los próximos cinco años. No obstante, el propio Unai
Simón reconoció su deseo de realizar toda su carrera deportiva en el Athletic en la rueda de prensa tras su renovación, algo que a sus 23 años, de convertirse en realidad, significaría que el equipo rojiblanco tendría portero para muchos años.

Sería repetir lo que fueron los primeros sesenta años en el club rojiblanco, cuando un guardameta se hacía dueño durante muchos años de la portería del Athletic.

Gregorio Blasco, portero del Athletic en los años 30
Gregorio Blasco, portero del Athletic en los años 30

Es lo que hizo Gregorio
Blasco que se convirtió en el cancerbero de las primeras Ligas del Athletic y el portero que se apropió de la portería de los leones hasta la Guerra
Civil. La contienda cortó su trayectoria en el Athletic. Fue el portero de la selección vasca que realizó una gira por varios países europeos y después en América. Tras el final de la Guerra
Civil se quedó en México. Jugó en varios equipos americanos y no regresó a vivir a Euskadi.

En la posguerra, Raimundo
Pérez
Lezama escribió una nueva página de gloria. Con él bajo los palos, el conjunto rojiblanco logró una Liga y también consiguió ser el portero menos goleado en la temporada 46-47.

Lezama, en un partido en San Mamés

La aparición de Carmelo
Cedrún postergó a Lezama en la década de los cincuenta. El de Amorebieta fue el portero titular de la temporada 55-56 cuando el conjunto rojiblanco logró el doblete de Liga y Copa y Cedrún jugó todos los partidos de ambas competiciones.

Marcó una época gloriosa, pero también le llegó el final con la aparición de José
Ángel
Iribar que se convirtió en el portero titular del Athletic en el año 1963 y se mantuvo como la referencia de la portería bilbaína hasta 1980, casi dos décadas en las que fue indiscutible hasta convertirse en un símbolo para el Athletic.

Andoni
Zubizarreta estaba llamado a ser el continuador de esta saga. Fue el portero de las últimas Ligas del club rojiblanco, pero acabó por salir traspasado al Barcelona en un momento de problemas económicos en el Athletic.

Iribar, Cedrún y Gorka Iraizoz, en un homenaje.

Entre estos cinco porteros se cubren seis décadas de la historia de la portería del club rojiblanco. Dejaron el listón muy alto y es un examen continuo para los porteros que han aparecido después. Los Bixente
Biurrun, Juanjo
Valencia, Imanol
Etxeberria, Iñaki
Lafuente, Dani
Aranzubia o Gorka
Iraizoz han podido notar durante las últimas temporadas la presión de la historia y de la responsabilidad de la tradición de ser el portero del Athletic.

Parecía que Kepa
Arrizabalaga estaba destinado a escribir una nueva etapa de gloria en la portería del conjunto rojiblanco. Sin embargo, eligió irse al Chelsea. Ahora la responsabilidad le cae a un Unai
Simón que ha dado un gran salto en las dos últimas temporadas hasta convertirse en el baluarte y en el futuro de una tradición de porteros que en Bilbao tiene una importancia especial.


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