En plena marea de críticas y debates en torno al actual inquilino de la portería del Athletic, Unai Simón se destapó con una sobria y destacada actuación el pasado lunes frente al Sevilla en el Pizjuán. El joven guardameta rojiblanco tuvo tres intervenciones de mucho nivel: dos a sendos remates de En Nesyri y otra a tiro de Acuña. El cancerbero alavés tuvo mucho que ver, por tanto, en esta victoria bilbaína en casa de uno de los cuatro aspirantes al título de Liga.
Uno de los mayores problemas para Unai Simón, algo que para sí mismos quisieran muchos otros porteros, es que los rivales apenas tienen opciones de remate cuando se enfrentan al Athletic. Los leones dejan patente partido a partido que disponen de un armazón defensivo muy consistente. Los contrarios apenas llegan a rematar entre los tres palos de la meta bilbaína.
Cualquier error del portero en semejante coyuntura resulta más cantoso de lo que ya es por sí solo un fallo bajo palos. Cierto es que Unai Simón tiene todavía mucho margen de mejora en los golpeos con el pie e incluso en las salidas por alto, pero bajo palos constituye una auténtica garantía. Algo bien, muy bien, tiene que estar haciendo para que hasta Luis Enrique le haya dado la titularidad.
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