UNAM y violencia de género, los empresarios y el avión presidencial | Columnas políticas 14/02/2020

“Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, calificó como un logro político y de la justicia la detención en España de Emilio Lozoya”, destaca Excélsior.

“Templo Mayor”, en Reforma:

“En estos días hubo quien se acordó de otra cena presidencial con pase de charola y favores incluidos. Fue en octubre de 2001 cuando los más importantes empresarios fueron invitados a otro palacio: el Castillo de Chapultepec. El boleto costaba 100 mil pesos de los de hace 19 años y servirían para ver al mismísimo Elthon John… y de paso para financiar a “Vamos México”, la fundación de Marta Sahagún. Obviamente en aquella ocasión más de un empresario se quejó del abuso, pero ni modo de decirle que no a la Presidencia. Al final, muchos de ellos aprovecharon para pedir favores, amarrar contactos y, por supuesto, contratos”.

“Frentes Políticos”, en Excélsior:

“Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, calificó como un logro político y de la justicia la detención en España de Emilio Lozoya. La funcionaria dijo que, en la nueva etapa del país, el aseguramiento del exdirector de Pemex representa un avance, más allá de la lucha contra la corrupción, en el combate a la impunidad. “No se va volver a tolerar el abuso y la Función Pública está ahí como garantía de que estos abusos no se cometan nunca más”. Suena apresurado el pronunciamiento, sobre todo porque, primero, los abogados de Lozoya no se quedarán con los brazos cruzados, y segundo, porque estamos a instancias de la incompetencia de quienes no siguen todas las reglas del “debido proceso”, y de los jueces que terminan dejando libres a los delincuentes, por una coma”.

“Estrictamente personal” de Raymundo Riva Palacio en El Financiero:

“Un año más y no hemos podido impedir el hundimiento del Estado de derecho. Incluso, se puede argumentar, vamos en retroceso. Arrastramos deficiencias crónicas de años atrás, y con una quinta parte del sexenio caminada por la nueva administración, que es muy visible en el discurso a favor de los derechos humanos y el combate a la corrupción, los resultados siguen siendo decepcionantes. Se puede hablar de mucho ruido y nada sustantivo. Hay problemas sistémicos, como la corrupción, que son transversales –funcionarios, policías y jueces en las nóminas del crimen organizado–, y hay batallas que parecen imposibles de ganar, como el freno a la impunidad. El andamiaje legal parece más débil hoy que hace un año, y fuera del descrédito reputacional, que en la mayoría de los casos se irá evaporando, nada profundo y de largo aliento ha sido concretado. En síntesis, un año más perdido”.

“Trascendió”, en Milenio:

“En la UNAM la mayoría de autoridades, estudiantes y maestros sí quieren que se tomen medidas para contrarrestar la violencia de género en sus espacios, pero con las instalaciones abiertas y en funcionamiento, porque se entiende que el cambio cultural se logra con discusión, análisis crítico y estudio académico-social del problema. El asunto es que el tema de la injerencia externa explotó ayer con la acusación del titular del Tribunal Universitario, Eduardo López Betancourt, contra el líder morenista Alfonso Ramírez Cuéllar, señalamiento que no tuvo eco desde la rectoría que conduce Enrique Graue”.




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