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Universitario a pesar de todo

Álex Velasco es de esas personas que tienen un gran potencial, pero que solo necesitan las herramientas adecuadas para desarrollarlo. Este tarraconense de 18 años nació en una casa “en la que siempre ha habido problemas con las drogas y el alcohol”, lo que llevaba a sus padres a cambiar frecuentemente de ciudad: “Hacerlo era lo que mis padres entendían por cambiar de vida, pero no funcionó”, reconoce.

Velasco lo tenía muy difícil, porque, para todos los estudiantes que vengan de entornos desfavorecidos, alcanzar el sueño académico se convierte en una meta casi imposible. España es líder europeo en el abandono temprano de estudios, con un 20% de jóvenes que ni estudian ni trabajan, según indica el informe Education at a Glance 2021 presentado por la OCDE. Según esta misma fuente, para los alumnos que tengan escasos recursos y se encuentren en situaciones de desestructuración familiar, la tasa aumenta hasta un 33,5%. Pero la historia de este joven de 18 años demuestra que no todo está perdido y que existen alternativas para vencer esta lacra social.

“Me pagan por estudiar; no puedo tener más suerte”

Pero Velasco tenía una ventaja: su afán por aprender. Aprendió a cocinar, a poner lavadoras e incluso a no guardar rencor, pero también a no dejar de estudiar a pesar de la situación que estaba viviendo. Así fue como terminó Bachillerato con una nota media de 9,84. Fue entonces cuando se encontró con una importante tesitura: no poder continuar su formación por falta de medios económicos. Y es ahí cuando aparece la herramienta que ha logrado que este joven haya comenzado el Grado en Administración y Dirección de Empresas (ADE) y Derecho en la Universidad de Murcia, en el campus de La Merced: formar parte del medio centenar de alumnos becados por la Fundación La Caixa para que continúen su formación académica. “Cuando me concedieron la ayuda, mi entorno más cercano me obligó a dar lo mejor de mí. Me pagan por estudiar, así que no puedo tener más suerte. Por eso tengo que aprovecharlo al máximo”, comenta Velasco.

Para casos como el de este estudiante, la Fundación La Caixa puso en marcha en abril de este año un programa compuesto por 50 becas de Grado destinado a promover la igualdad de oportunidades y el acceso a la formación universitaria de estos jóvenes. A él se presentaron casi 400 candidatos que tuvieron que cumplir distintos requisitos, como haber acabado la ESO y superado la prueba de acceso a la universidad (aquí se pueden conocer los requisitos al completo). A cambio, la beca les financia toda su etapa universitaria. Velasco es consciente de la oportunidad, y estudia más de nueve horas diarias. Como él mismo comenta: “No puedo dejar de dar lo mejor de mí, soy muy exigente. Aunque consiga buenos resultados, siempre aspiro a la excelencia y perfección. Si no lo hago, me repito que podría haberlo hecho mejor. Me ocurre desde que me concedieron la beca, porque me ha dado unas condiciones increíbles”.

Una lanzadera hacia el futuro

Para conseguirlo, Velasco se basa en la disciplina y la paciencia. “Soy una persona metódica, perfeccionista y muy centrada en mis tareas. Sé que cuanto más estudie, más estaré haciendo por mi futuro”. Desde hace un par de años vive en la ciudad de Murcia con su amigo Jorge, una de las personas más importantes de su vida. De hecho, fueron los padres de su compañero quienes le ofrecieron la posibilidad de compartir piso juntos al conocer su situación tan vulnerable. Y la convivencia entre ellos no puede encajar mejor. “Ambos llevamos el mismo ritmo cotidiano, nos dividimos las tareas domésticas y nos centramos mucho en el estudio. No podría estar con una persona que no respetase eso”, asegura Velasco.

Le gusta que todo esté en orden, por eso cumple a rajatabla con su rutina diaria. Se levanta temprano, practica deporte con regularidad, va a la universidad y después atiende sus actividades extraescolares. Todos los lunes recibe lecciones de inglés e invierte parte del dinero de la ayuda de la beca en clases particulares de matemáticas los martes y jueves. Reconoce que, aunque no se le dan mal, el refuerzo le está haciendo un poco más fácil Matemáticas I y Matemáticas de las Operaciones Financieras, las dos asignaturas más complicadas de su primer año en la facultad. A las 22.00 comienza su auténtico momento de descanso: “Adoro leer, pero desde que he empezado la carrera lo último que me apetece es coger un libro, porque estoy todo el día estudiando. También necesito mis horas de paz y relajación. En esos ratos quedo con mis amigos y disfruto de no hacer nada”, reconoce Velasco.

Para los jóvenes que se encuentran en una situación vulnerable, Velasco lanza un mensaje: “Que traten de formar su idea de futuro y que se construyan su propio proyecto. Hay que mejorar los hábitos, estipular una rutina y unos objetivos a los que se quiera llegar”.


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