Los secuestros y asesinatos de periodistas y cooperantes por parte del Estado Islámico, entre ellos decapitaciones grabadas en vídeo y difundidas en internet, conmovieron al mundo entre 2012 y 2015. Este jueves, uno de los responsables de esos actos, El Shafee Elsheikh, de los llamados Beatles del Estado Islámico, ha sido condenado a pasar el resto de su vida en la cárcel por esa barbarie.
Un juez federal de Estados Unidos ha condenado a Elsheikh a ocho penas de cadena perpetua por su papel en el secuestro y decapitación de cuatro ciudadanos estadounidenses en Siria e Irak, entre 2012 y 2015: los periodistas James Foley y Steven Sotloff y de los cooperantes Peter Kassig y Kayla Mueller. Aunque Elsheikh no ejecutó directamente los asesinatos, los fiscales sostuvieron que estuvo implicado en ellos.
Los familiares de los cuatro estadounidenses han acudido este jueves a la lectura de la sentencia. El juez Thomas S. Ellis la ha leído en el aniversario de la decapitación del periodista James Foley, una de las víctimas y ha dejado intervenir a los familiares. “El odio se apoderó completamente de tu humanidad”, dijo la madre de Foley, Diane, que luego rompió a llorar. “Te compadezco. Rezo para que tu tiempo en prisión te sirva para reflexionar”, añadió, según las palabras recogidas por Reuters
El fiscal había descartado la pena de muerte como parte de un acuerdo con las autoridades británicas para que facilitasen pruebas e información. Richard Smith, que dirige el mando antiterrorista de la policía de Londres, ha señalado en un comunicado: “Este es uno de los casos de terrorismo internacional más importantes que se han llevado a juicio. Se trata de algunos de los actos terroristas más bárbaros jamás vistos, llevados a cabo con una crueldad y brutalidad escalofriantes”.
El Shafee Elsheikh, un exciudadano británico de 33 años, fue hallado culpable por un jurado en abril pasado de cuatro delitos relacionados con la trama para el secuestro y otros tantos de conspiración para el asesinato de estos ciudadanos tras un juicio de dos semanas celebrado en Alexandria (Virginia), pero quedaba conocer la condena.
Los Beatles del Estado Islámico eran conocidos así principalmente por su acento inglés. Era un grupo especialmente cruel. Sometían a sus prisioneros a torturas y abusos como simulacros de ahogamiento (waterboarding) y ejecuciones, privación de alimentos, descargas eléctricas, palizas y asfixias que provocaban desmayos, según la investigación. Varios testigos relataron durante el juicio esas torturas y humillaciones.
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Durante el juicio, El Shafee Elsheikh no negó formar parte del Estado Islámico, pero sus abogados dijeron que no pertenecía a esa célula, sino que se había tratado de un error de identificación.
La célula estaba formada por Elsheikh, Mohammad Emwazi y Alexandra Kotey. Alexandra Kotey fue condenada a cadena perpetua este mismo año por otro juez estadounidense. Además de la muerte de Foley, Sotloff, Kassig y Mueller, se les considera responsables de las muertes de otros cuatro ciudadanos británicos y japoneses y del secuestro y tortura de más de dos docenas de rehenes occidentales, entre ellos el periodista español Marc Marginedas, periodista de El Periódico, que participó en el juicio como testigo. Además de Marginedas, también fueron secuestrados Javier Espinosa, de El Mundo, y Ricard García Vilanova, un fotoperiodista que ha colaborado, entre otros medios, con .
Foley, Sotloff y Kassig fueron decapitados en 2014 mientras los terroristas les grababan en vídeo para difundir luego las imágenes y aumentar el terror y el dolor. Mueller, trabajadora humanitaria, fue violada y esclavizada por el líder del Estado Islámico, Abubaker al Bagdadi. Fue asesinada y su cuerpo nunca fue recuperado. Su muerte se confirmó en 2015. Estados Unidos ejecutó a Al Bagdadi en 2019 en una operación militar denominada Kayla, por el nombre de dicha víctima.
Una larga investigación
Una vez conocida la sentencia, la policía ha publicado algunos detalles sobre cómo se condujeron las investigaciones. “Iniciamos nuestra investigación en 2012, después de que John Cantlie, periodista británico independiente, y el fotoperiodista estadounidense James Foley, fueran secuestrados mientras estaban en el norte de Siria”, ha indicado el responsable del mando antiterrorista de la policía de Londres. “En esa primera fase, no teníamos claro quién podía estar detrás de los secuestros. En los meses siguientes, otros periodistas y cooperantes fueron secuestrados en la misma región, entre ellos otros dos ciudadanos británicos: David Haines y Alan Henning”.
Según la policía, los relatos de los testigos, junto con otras informaciones y datos recogidos, indicaban que los implicados en los secuestros eran ciudadanos británicos, muy probablemente de Londres, que habían viajado a Siria. Los detectives se dedicaron a tratar de identificar a los implicados.
Un primer avance se produjo cuando varios rehenes contaron que uno de los captores había contado que fue detenido en una manifestación de la Liga de Defensa Inglesa en Londres. Los agentes identificaron un apuñalamiento en una marcha del 11 de septiembre de 2011 en que se detuvo a El Shafee Elsheikh y Alexanda Kotey. Se había conservado un vídeo grabado por un agente en el que se veía a Elsheikh y Kotey hablando con la policía, y que se reprodujo durante el juicio.
A finales de 2014, los agentes ya tenían fuertes sospechas de que Mohammed Emwazi era el hombre enmascarado que aparecía en varios vídeos de propaganda difundidos por el Estado Islámico, en los que se le veía matando violentamente a rehenes.
Las pruebas telefónicas recogidas por los detectives fueron vitales. Se revisaron los datos de los teléfonos de Elsheikh y Kotey que habían sido incautados en el momento de las detenciones de 2011, y mostraron mensajes entre ellos y Emwazi. El teléfono de Emwazi fue incautado en otra ocasión, y en él se había guardado el número de Elsheikh. En los casos de Elsheikh y Emwazi, los agentes utilizaron grabaciones de voz para demostrar que formaban parte de este grupo.
“Elsheikh y Kotey pensaron que estaban fuera del alcance de la ley, pero se equivocaron. Quiero reconocer el enorme trabajo que los fiscales y los colegas de las fuerzas del orden de Estados Unidos han realizado durante varios años para garantizar que se hiciera justicia a todas las víctimas de este caso”, ha dicho Smith. “La lucha contra el terrorismo es un esfuerzo verdaderamente global, y este caso fue un ejemplo de cómo trabajamos estrechamente con las fuerzas del orden y los socios de seguridad de Estados Unidos, Europa y otros lugares para detener a los terroristas que actúan en cualquier parte del mundo”.
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