Said Ben Iazza, uno de los tres condenados por los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017, ha quedado en libertad provisional. La Audiencia Nacional ha ordenado la excarcelación de Ben Iazza, que fue condenado a ocho años de cárcel por colaborar con el grupo terrorista que perpetró los ataques del 17-A, en los que murieron 16 personas. En un auto al que ha accedido EL PAÍS, el tribunal que juzgó a la célula yihadista de Ripoll accede a la petición de la defensa porque se han cumplido cuatro años desde que fue detenido, el máximo que prevé la ley para la prisión provisional.
Los otros dos condenados por el mayor golpe del yihadismo en España desde el 11-M, Mohamed Houli y Driss Oukabir, seguirán en prisión provisional. El pasado mayo, la Audiencia Nacional les condenó a 53 años y medio y 46 años de cárcel respectivamente por pertenencia a organización terrorista, fabricación de explosivos y estragos de carácter terrorista. La sentencia no es firme, pero en junio el tribunal acordó que ninguno de los tres podría salir en libertad provisional hasta cumplir la mitad de la pena impuesta. Eso es lo que ha ocurrido ahora con Ben Iazza, dado que su condena es de ocho años.
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Ninguno de los tres condenados fue considerado culpable de los 16 asesinatos y de los cientos de heridos que dejó la jornada. Los autores materiales murieron. Dos de ellos lo hicieron en una explosión fortuita ocurrida la noche antes en una casa de Alcanar (Tarragona) donde la célula almacenaba explosivos: el supuesto líder de la célula, el imán de Ripoll Abdelbaki Es Satty, y su primer discípulo, Yousseff Aalla. En la explosión resultó herido uno de los tres condenados, Mohamed Houli. El resto de la célula fue abatida por la policía durante o después de los ataques. Younes Abouyaaqoub, el joven que arrolló a decenas de personas que paseaban por La Rambla la tarde del 17 de agosto, cayó por las balas de la policía tras una huida de cuatro días. También fueron abatidos otros cinco miembros de la célula que, unas horas más tarde, irrumpieron en el paseo marítimo de Cambrils (Tarragona) y sembraron el caos.
Said Ben Iazza fue detenido por la Guardia Civil cinco días después de los atentados, el 22 de agosto. Desde entonces, permanece en prisión provisional. La sentencia considera probado que Ben Iazza, que trabajaba en una carnicería de Vinaròs (Castellón) mantuvo un contacto estrecho con la célula terrorista meses antes de los ataques. Según los hechos probados, Ben Iazza prestó una furgoneta y su documentación para que la célula comprara precursores para fabricar explosivos.
En el juicio, el joven negó los hechos y aseguró que solo conocía a Abouyaaqoub (autor del atropello) y a Mohamed Hichamy (líder del grupo que atentó en Cambrils) porque eran clientes de la carnicería. “No tengo nada que añadir a lo que ha dicho mi abogado. Voy a dejar que las pruebas hablen por sí mismas”, dijo al hacer uso del derecho a la última palabra y poco después de que su abogado pidiese ya su puesta en libertad provisional a la espera de sentencia. El tribunal no le creyó, pero ahora ha tenido que acordar su puesta en libertad provisional. Los magistrados han ordenado, sin embargo, una serie de medidas cautelares para evitar la huida de Ben Iazza: debe designar domicilio en España, no abandonar el país y entregar el pasaporte.
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