Después de que expulsaran a De Ligt por hacer una falta como último hombre, el mundo del seleccionador de Países Bajos, Frank de Boer, se vino abajo. También Holanda, que recibió dos goles de la República Checa y quedó apeada en los octavos de la pasada Eurocopa. Horas más tarde, el técnico renunciaba a su cargo. Un vacío que no podía demorarse más porque la Oranje comienza a inicios de septiembre frente a Noruega, Montenegro y Turquía la travesía valedera para el Mundial de Qatar. Así, la federación escogió a Louis Van Gaal (Ámsterdam; 69 años), que dirigirá a la selección por tercera vez en su carrera. “Mi objetivo personal es convertirme en campeón mundial. Quiero transmitir eso a mis futbolistas. Pero no lo hago por mí mismo, sino para ayudar al fútbol neerlandés”, soltó ni corto ni perezoso el entrenador tulipán; “y si estuviera en el puesto de la federación, también me habría escogido a mí mismo. Por eso dije que sí”.
Sucede, sin embargo, que no era uno de los favoritos al puesto, pero Erik Ten Hag (Ajax) y Joachim Löw (ex de Alemania) rechazaron la propuesta al tiempo que Van Gaal siempre tuvo buenos lazos con los despachos de la federación. Una apuesta que sorprende a los cruyffistas confesos -sonados fueron los rifirrafes entre ambos- y también a las últimas generaciones, que consideran que su propuesta está pasada de moda. No lo ve así Van Gaal, que estuvo en el cargo de 2000 a finales de 2001, también de 2012 a 2014.
Después de degustar la gloria con la conquista de la Copa de Europa (1995) con un Ajax tan magnético como joven, Van Gaal pronto sugeriría que el puesto de Holanda le hacía chiribitas. “Tengo una visión muy particular de cómo debería trabajar un seleccionador. Y no veo que nadie lo esté haciendo. Así que, aunque sólo fuera por demostrar que mi idea es la correcta, me gustaría intentarlo”, exponía por entonces. En 2000, se cumplieron sus deseos, después de que se marchara Rijkaard tras caer en las semifinales de la Eurocopa. “Tienen ante ustedes a un hombre feliz”, anunció en su primera rueda de prensa como seleccionador. Sobre todo porque le dieron carta blanca para poner en práctica su Master Plan, proyecto creado con su otrora asistente Raymond Verheijen que se centraba en la táctica y en las infraestructuras. Así lo explicó el propio Van Gaal en un simposio para dar a conocer el proyecto, que pasaba por incluir a 50 directores regionales que se encargaban de otros 50 clubes para guiar los cursos de formación. Tenía a Clairefontaine (instituto nacional de fútbol francés) como referencia. Su librillo incluía a cualquier equipo de cualquier división, creó un diploma para los entrenadores de los más jóvenes e introdujo un sistema de licencias para los clubes que dependía del número de equipos que tuviesen. Pero se olvidó del balón y de los principios de Johan Cruyff (el tercer hombre, la profundidad, originar el uno contra uno…), de un estilo que encumbró al país.
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Eso, sumado al fiasco de no clasificar al equipo para el Mundial de 2002, llevó a su renuncia. “La mayoría de los internacionales estaban en desacuerdo con la manera de dirigir al equipo. En la federación me pidieron una relación más distendida, pero soy como soy”, resolvió con pesar. Una década después, tras la dimisión de Bert van Marwijk, le volvieron a designar seleccionador de Holanda. Fue mejor época, tercero en el Mundial de 2014 -tras caer en la tanda de penaltis en semifinales ante Argentina- y con la satisfacción de marcharse sin reproches y con buenas relaciones con la federación, por más que se hayan sucedido los presidentes en el tiempo.
Pero Holanda ya no volvió a ser la misma, sin disputar la Euro de 2016 ni el Mundial de 2018. “Debíamos revisar nuestro fútbol”, escribió Jelle Goes, gerente técnico de la federación, en el epílogo del nuevo manual para técnicos y jugadores del país, titulado Winnaar van morgen (Ganadores del mañana), donde se remarca la mentalidad ganadora, el aspecto físico, formar a los ojeadores, reforzar los equipos técnicos. Con Koeman -dejó el cargo para asumir el banquillo del Barcelona- se comenzó a fraguar el equipo que De Boer llevó a octavos. Ahora, Van Gaal, que tendrá como asistentes a Danny Blind, Frans Hoek y Henk Fraser, recoge el testigo. “Queremos un entrenador con el aura de Koeman y que los jugadores puedan decir: ‘él es el jefe”, expuso el director deportivo de la federación neerlandesa, Nico-Jan Hoogma antes de nombrar a Van Gaal. “Cuando ves mi carrera, sabes que mis primeros meses nunca son buenos. Los jugadores tienen que acostumbrarse al régimen”, resolvió en su presentación el técnico; “me considero estricto, pero al mismo tiempo justo y honesto”. Y, aunque se le permitirá seguir viviendo en Portugal por motivos fiscales (según expuso De Telegraaf), Van Gaal empieza su tercer reinado.
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