Vancouver multiplica por siete los ataques de odio contra su población de origen asiático

Una manifestación en contra del odio a los asiáticos en Nathan Phillip Square, en Toronto.
Una manifestación en contra del odio a los asiáticos en Nathan Phillip Square, en Toronto.Steve Russell / Getty

Vancouver, ciudad ubicada en la provincia canadiense de Columbia Británica (sobre las costas del Pacífico), cuenta con unos 700.000 habitantes. Un tercio tiene raíces asiáticas; predominantemente de China, pero también de Filipinas, Vietnam, Corea del Sur y Japón. El racismo en este sitio se está cebando con estas comunidades como en ningún otro en Estados Unidos y Canadá, de acuerdo a un informe del Centro para el Estudio del Odio y el Extremismo de la Universidad Estatal de California en San Bernardino. En tan solo un año, las denuncias por actos de odio contra personas de origen asiático aumentaron 717% en esta urbe canadiense.

El documento, publicado a principios de mayo, empleó información recopilada por los departamentos de policía de 30 de las ciudades más pobladas de EE UU y Canadá. En 2019, las fuerzas del orden de Vancouver recibieron 12 denuncias; un año después, la cifra pasó a 98. Nueva York figuró en segundo lugar en 2020 (28), seguida de Toronto (19) y Los Ángeles (15).

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Los autores señalan que, pese a que distintos sondeos indican un número cada vez mayor de afectados que denuncia, “es probable que haya un subregistro masivo de delitos de odio”. Las razones citadas son, entre otras, barreras lingüísticas y culturales, vínculos poco estrechos con la policía y temor a represalias. El texto subraya que algunos de estos actos se consideran de índole civil en Estados Unidos, mientras que en Canadá pertenecen a la esfera penal.

A finales de marzo, otro informe ya había encendido las alarmas en Canadá. El documento, elaborado entre otros organismos, por el Consejo Nacional chino-canadiense para la Justicia Social y la Red de Participación Cívica de Canadá, se concentró en actos racistas hacia personas de origen asiático reportados en las páginas covidracism.ca y elimin8hate.org entre marzo de 2020 y febrero de 2021. Se recibieron 1.150 señalamientos. El 44% provino de Columbia Británica, el 40% de Ontario y el 6% de Quebec. Las mujeres representaron el 60% de las víctimas. Casi tres de cada cuatro incidentes fueron de carácter verbal, aunque uno de cada cinco implicó algún tipo de violencia física (puñetazos, empujones, escupitajos).

Ambos informes apuntan en la misma dirección que investigaciones en otros puntos del orbe: la covid-19 desencadenó muestras de estigmatización y xenofobia hacia las comunidades de origen asiático, principalmente de China. En el caso de Canadá, de acuerdo a denuncias y medios de comunicación, los afectados han recibido comentarios relacionados con la pandemia (“Los chinos como tú están propagando el coronavirus por todo el mundo”; “Me alegra que portes mascarilla para que no nos contagies”). Sin embargo, los agresores han recurrido también a frases que van más allá de la crisis sanitaria (“No pareces canadiense”; Vuelve a casa a tomar cursos de inglés”).

Jenny (oculta su verdadera identidad) trabaja en un banco de Vancouver. Nació en Canadá en los años ochenta; sus padres son originarios de Hong Kong. “Una tarde salía de un supermercado. De repente, un tipo se acercó para decirme que los asiáticos deberíamos respetar las leyes canadienses. Ocurrió en abril del año pasado. No lo reporté porque me pareció que seguramente era un individuo con algún desequilibrio. Sin embargo, una amiga recibió comentarios parecidos semanas después y me fui enterando de otros casos en la prensa y por familiares”, explica vía telefónica. “Creo que hay pocos racistas en la ciudad, pero están muy activos por la pandemia”, añade.

El informe canadiense publicado en marzo subraya las realidades de las comunidades asiáticas en el contexto de la covid-19, aunque también reconoce que “el racismo actual se sitúa en exclusiones históricas” hacia estos grupos. Basta recordar el impuesto a los chinos que llegaron a Canadá entre 1885 y 1923, tarifa para desalentar su emigración al país tras la construcción de la línea del ferrocarril. También unos 22.000 canadienses de origen japonés vivieron en campos de detención durante la Segunda Guerra Mundial; sus bienes fueron confiscados y vendidos.

Miles de personas han marchado en las principales ciudades del país para repudiar las muestras de racismo hacia los asiáticos. Justin Trudeau, primer ministro canadiense, abordó el tema en una entrevista en abril con Global News. “El odio y la intolerancia en todas sus formas son absolutamente inaceptables en Canadá”, declaró Trudeau, subrayando que su Gobierno incluyó en el presupuesto de este año recursos adicionales para combatir este problema con mayor vigor.

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