Y al enésimo día, el VAR le salió cruz al Real Madrid. El conjunto blanco, desastroso en defensa, regaló un partido inaudito ante un Valencia al que simplemente le bastó orden y valentía y la inteligencia necesaria para ajusticiar las calamidades blancas en la retaguardia desde el punto de penalti. Hasta tres penas máximas le señalaron en un mismo encuentro, algo inédito para el Madrid en la historia de LaLiga.
Los problemas defensivos que venía arrastrando el equipo de Zidane en los últimos partidos se convirtieron en una sangría sin remedio en Mestalla. Las dos manos clamorosas de Lucas y Ramos y un falta de Marcelo a Maxi muy protestada por los blancos no las desaprovechó Carlos Soler, que abrió el marcador desde los once metros después de que Gil Manzano mandara repetir el lanzamiento porque Musah y Lucas Vázquez invadieron el área antes de tiempo.
El 2-1 que desnortó definitivamente al Madrid lo marcó en propia puerta Varane, pero tuvo que ser el VAR quien certificara que el balón había entrado claramente. Los jugadores blancos reclamaron en el inicio de la acción del gol una falta previa de Cheryshev sobre Asensio que los colegiados pasaron por alto.
El VAR no acudió está vez al rescate sino que hizo más honda la herida blanca señalando un gol y un penalti en contra.
Penalizado por el planteamiento inicial propuesto por Zidane, el Madrid se desmoronó sin explicación posible después de que Benzema pusiera el 0-1 en el marcador. Sin el ancla de Casemiro y con Marcelo e Isco fuera de foco, no se salvó nadie de la debacle salvó Courtois.
Todos integrantes de la defensa tuvieron su cuota de responsabilidad. Tres de ellos cometieron penaltis de párvulos (Lucas, Marcelo y Ramos) y el único que no lo hizo, Varane, martirizó a Courtois con un tanto en su propia portería.
Con el parón de selecciones en el horizonte más inmediato, las dudas y los problemas asaltan al Madrid, fuera de forma y con un agujero en defensa de difícil solución.
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