Varios derrumbes en la cara norte del volcán de La Palma aceleran el flujo de las coladas

La cara norte del cono de la erupción del volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, ha sufrido una serie de derrumbes durante la madrugada y la tarde del sábado que han provocado que la colada que contenía el cráter se haya desparramado en varias direcciones y haya acelerado su velocidad, según han confirmado fuentes de Instituto de Vulcanología de Canarias (Involcan) y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Esta nueva colada “sigue su propio camino dentro del centro de exclusión”, según las palabras de la vulcanóloga y portavoz de comité científico del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), María José Blanco.

La ruptura de esta pared ha generado tres coladas, según ha explicado el portavoz del comité técnico, Miguel Ángel Morcuende. Preocupa sobre todo una de ellas, que ha penetrado en la zona industrial de El Callejón de la Gata (Los Llanos de Aridane), que ya resultó afectada entre el 30 de septiembre y el 1 de octubre pasado. “Las coladas norte están moviéndose muy rápido”, han confirmado fuentes del IGME.

Según han explicado fuentes del IGME, este derrumbe está desmantelando el cono de la fuente de lava, ha desbordado y movilizado bloques errantes de decenas de metros cúbicos de tamaño. “Esto podría reactivar las coladas norte”, explican las fuentes, por lo que se va a realizar un vuelo dron de reconocimiento. “No paramos de vigilar”.

En su alocución, Morcuende ha querido lanzar en todo caso una llamada de calma a la población. En esa zona, ha explicado hay una gran hondonada, y en las próximas horas esa colada va a tratar de rellenarla, lo que puede tardar 24 o 36 horas al ritmo actual. “Si posteriormente la colada continúa forzando su salida, estudiaríamos matemáticamente cuál sería la salida definitiva hacia el mar” y si fuera necesario evacuar nuevas zonas. Para ello, asegura el portavoz, hay “tiempo de sobra”. Y concluyó: “Quiero llamar a la tranquilidad de los vecinos, y pedirles que miren siempre fuentes oficiales”.

Testigos oculares del Instituto Volcánico de Canarias, por su parte, han asegurado durante la mañana de este sábado en su cuenta de Twitter que las nuevas coladas están “generando una tremenda destrucción” en su avance por diversas zonas de Los Llanos.

Tanto María José Blanco como el resto de vulcanólogos trasladados a la isla suelen insistir en sus comparecencias ante los medios que los cambios constantes en la morfología del cono entran dentro de lo previsto, debido a la explosividad característica de las erupciones estrombolianas. La de La Palma, con todo, es moderada (de un dos en una escala de ocho).

La sismicidad ha crecido levemente, en las últimas horas. Esta, no obstante, se ha producido “a grandes profundidades”, de unos 20 kilómetros. Esta circunstancia, unida a la estabilidad de las deformaciones del terreno, llevan al Pevolca a descartar a corto plazo la aparición de otro centro emisor lejos del cráter.

Alcance de la erupción

El magma emitido por la erupción afecta ya a una superficie de 492,75 hectáreas, 20,9 más que las registradas este viernes. De los más de 6.000 desalojados por el avance del magma, apenas 225 se encuentran alojadas en un establecimiento hotelero en el municipio de Fuencaliente. El panorama en la isla ya es desolador, con 1.200 edificios destruidos, dos colegios desaparecidos y muchas carreteras cortadas.

La otra lengua de lava, que se desgajó el jueves cerca del mar, se dirige hacia la playa de El Charcón y ha acelerado la desaparición de fincas de plataneras en una de las zonas más fértiles de la isla. Esta colada está rellenando huecos que las anteriores dejaron vacíos, además de crecer en altura y aún no ha logrado llegar al mar. “No obstante, está ganando en masa”, lo que hace indicar que en algunas horas podría recuperar su camino, alimentando la superficie ganada al mar.

En este sentido, el Pevolca ha restado importancia a los eventos que pueden suceder ahora que se ha alcanzado el final de la plataforma continental en el frente. “En ese momento, se producirá una ruptura, y entonces, inmediatamente, tendríamos explosiones pequeñas al liberarse vapor de agua” y olas de unos cinco metros y con un radio de entre 100 y 150 metros. “La intensidad de la onda es inversamente proporcional a la distancia”, ha añadido Morcuende, que ha reiterado que, en ningún caso, sostiene el Pevolca, pondrán en peligro a la población.

También ha habido noticias buenas, al menos en el corto plazo. La calidad del aire ha pasado de regular a moderadamente buena, según el Pevolca. Esta mejoría ha sido posible gracias al ascenso de la inversión térmica, lo que facilita la dispersión vertical de los gases contaminantes y la ceniza, y el hecho de que los vientos se han orientado hacia el sur, de forma que ha permitido que vuelva a estar operativo el aeropuerto de la isla.


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