Varios policías acudieron el día 5 al Centro Médico Regional de Fort Sanders de Knoxville, Tennessee. Lisa Edwards, una mujer discapacitada de 60 años, se negaba a abandonar el hospital, por lo que procedieron a arrestarla. Ese mismo día, la mujer falleció después de una caótica detención.
Edwards había acudido al centro médico con un dolor abdominal. Los doctores le diagnosticaron estreñimiento y le dieron el alta. La mujer insistía en que tenía el tobillo roto.
Cuando los agentes intentaron obligarla a subir al coche policial, Edwards expresó que se sentía mal y que no podía respirar. En 2019, la detenida había sufrido un derrame cerebral que la dejó con problemas de movilidad.
Los policías la acusaron de fingir los síntomas, se burlaron de su hábito de fumar y se negaron a recostarla, llamándola “peso muerto”. Una vez en el vehículo, Edwards se desmayó y más tarde falleció.
El Departamento de Policía de Knoxville y la Fiscalía investigan ahora si hubo negligencia de parte de los agentes y del personal médico.
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